ALEXANDER CHEVES: Apuntes sobre una catástrofe

ALEXANDER CHEVES: Apuntes sobre una catástrofe

de Noticias Recon

03 abril 2020

Alexander Cheves – sweetbeastly en Recon – escribe sobre las relaciones y el sexo, es editor y artista. En este artículo Alex les hace un homenaje a sus diferentes encuentros en el ambiente fetichista.

Si este es el fin de todo, quiero decir un par de cosas antes de que esto se acabe. Lo primero, hay un tío en Atlanta que tiene la polla más grande que me han metido, y a diferencia de los tíos que están muy dotados, sabe cómo usarla. Master, si estas leyendo esto (sé que no lo vas a leer; no te gusta "el ambiente"), eres el único que me ha hecho correrme sin pajearme dos veces cuando me estaban follando. Tenía las manos atadas a la espalda. Estés donde estés, espero que te encuentres bien. Me gustaría que estuviésemos pasando la cuarentena juntos — mi mundo y mi ojete nunca serían lo mismo.

Al tío que me metió el puño por primera vez: gracias. Espero que todo vuelva a ir bien pronto.
Al tío aquel super guapo de San Francisco vestido de cuero (no voy a dar nombres) que conocí en Folsom hace algunos años, has sido el que mejor me ha fisteado. Nos cruzamos en las escaleras en una fiesta de fist y dijiste que querías jugar dentro de mi culo. Te miré las manos, me reí y dije, "Lo siento, mis habilidades no dan para tanto." Dijiste que lo haríamos sin presión ni un objetivo a conseguir — solo querías jugar. Tenías una presencia agradable y que daba confianza, así que me tumbé en el sling. No sé cómo describir lo que sentí cuando me penetraste. Escribo sobre sexo para diferencias publicaciones, sin embargo, en ese momento me faltaron las palabras. Las luces del techo eran rojas. Un pequeño círculo de hombres se acercó al sling y recuerdo sus voces y tus ojos, clavados en los míos. Llegué a ese lugar mental en el que los que hacemos fist nos gusta acabar. ¿Cuánto duró — minutos? ¿Horas? Vuelvo a recordar ese momento cuando hago un balance de los extraños altibajos de la vida. Gracias.

A todos lo tíos que me han fisteado desde entonces — los radicales del sexo y los que proceden del país de las hadas, los perros de rubber y los marxistas no-binarios y los trabajadores sexuales, los compositores y los doctores (¡hay tantos que sois doctores!) — quiero deciros, que Dios os bendiga. Me encanta nuestra red, nuestra historia. Este arte tan especializado, extremo y estigmatizado ha florecido en la era digital. Suspiramos y decimos, "a todo el mundo le pone el fisting." Es verdad. Hasta que nos vemos otra vez, metámonos nuestros dildos en casa durante la cuarentena hasta que nos liberen.

Quiero darle las gracias a ese santo anónimo vestido de cuero que conocí hace seis años — una cara en la oscuridad, ojos azules y barba castaña, poco después de que diese positivo en la prueba del VIH. Dijiste, "me la pela si eres seropositivo o no, agáchate." No sabes esto, pero en ese momento me sentía feo y como un apestado. Te quiero.
No hay espacio suficiente para darles las gracias a todos esos guías — los hombres fetichistas que me proporcionaron un techo y se sentaron conmigo para hablar de dinero, que comieron conmigo y me animaron a hacer lo que realmente quería hacer, que creyeron en mí y en mi trabajo más que yo. Hay días en los que me pregunto si soy bueno en lo que hago y después recuerdo los ánimos que me dabais. ¿Quién le da una recompensa a gente como vosotros? A mí, que soy un comunicador terrible, se me ha olvidado deciros, que yo estoy atascado en el tipo de vida que llevo, pero vosotros sois los que considero como rarezas, como los que tienen que sobrevivir. Muchos de vosotros sois más mayores que yo, por favor, por lo que más queráis, quedaos en casa.

Algunos de vosotros sois extraños. Me dijisteis "te quiero" después de una breve conversación, y me sorprendió. De esta forma, me enseñasteis a amar — libre y temerariamente. Un amor entregado con honestidad, cómplice, sincero. Eso sí que es una lección. Vosotros sois a los que los que necesitamos si todo el sistema sucumbe — si la sociedad desaparece y el caos nos engulle. Vosotros sois las reinonas anarquistas que entienden lo que quiere decir cuidarse los unos a los otros, y estaréis listos con vuestros cócteles molotov y vuestros trajes de rubber para guiarnos hasta hacia la nueva era.

Quiero darles las gracias a los ex-novios que no eran muy fetichistas o no les gustaba mucho la idea de todo lo que no fuese monogamia: gracias por abrir la puerta cuando os disteis cuenta de que yo lo necesitaba. Espero que sepáis ahora que no fue por vosotros. Os amé, pero también me encanta que me follen en plan a saco extraños en los sótanos de los locales de sexo que apestan a sudor y a mierda. Necesitaba todo eso tanto como os necesitaba a vosotros.
Me van a decir que solo les doy las gracias a los tíos bien dotados — hay algunos con unas pollas enormes en esa lista — pero también debo dar las gracias a J., mi primer Amo. Tuvimos una relación complicada. Tu fuiste mi puerta de entrada en el fetichismo. Las cosas terminaron mal entre nosotros, no obstante, creo que ha sido la relación más larga que he tenido hasta ahora. Nuestra amistad sobrevivió, pero nuestras relaciones sexuales no. Sigo recordando cómo me asustabas y cómo me asustaba no estar seguro; no hay un sentimiento peor en el mundo para un sumiso que ha puesto toda su confianza en otra persona.

Tu polla, es la caña. No podía mirar otra cosa cuando íbamos a nadar juntos, incluso mucho después de que dejásemos de follar. Me pregunto cómo sería liarnos ahora — ahora que se me da mucho mejor todo esto y ya no me tienes que enseñar. De hecho, ahora, soy yo el que enseña, el que muestra cosas nuevas, el que responde a las preguntas. ¿Follaríamos como seres humanos iguales? Creo que probablemente sería increíble. Ahora que nos vamos a extinguir todos, espero que volvamos a follar.

Eso sería todo. Cuando decidí escribir esto, iba a incluir reprimendas a todos los idiotas que he conocido (si nunca te has fisteado a nadie, no le digas a un polvo esporádico que eres un experto — les puedes causar una lesión a los demás y destruir sus vidas sexuales para siempre). Pero, al final, los malos encuentros — hasta los peligrosos — son borrados por lo maravillosos que es todo esto. Hay muchos fetichismos que no he probado aún y que nunca he confesado tener (que me obliguen a hacerme un tatuaje — ¡qué os parece!). al final, todo el mundo quiere más.

Cuando volvamos a resurgir después de esta oscuridad — ¿en dos semanas? ¿Dos meses? ¿Seis meses? ¿Un ano? — habremos cambiado. Tendremos algunas pérdidas. Algunos de nuestros espacios no se podrán recuperar después de todo esto. Esto probablemente será el fin de algunos de nuestros mayores eventos. A muchos de nosotros nos asustará salir y los encuentros sociales. Puede que sea un remedio, pero cuando mides una vida — cuando miras a su totalidad de una cosa testaruda y sórdida — son esos momentos de fuego y aliento lo que le dan un significado, y son geniales solo porque se comparten. Deseo que tengáis muchos más de esos momentos. Lávate bien las putas manos.

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