ARTÍCULO DE USUARIO: Cómo ser fetichista en un pueblo

ARTÍCULO DE USUARIO: Cómo ser fetichista en un pueblo

de Noticias Recon

08 septiembre 2020

Por Bondageropemurcia

Hola chicos. Leo muchas de vuestras experiencias, a cada cual más absorbente, quizás me ha faltado alguna más inicial que me ayudase a orientarme al principio, pero me alegro de haber leído grandes historias desde San Francisco, Londres, Barcelona y demás ciudades donde hay más comunidad fetichista, también más diversidad por número de población y otras circunstancias.

En mi caso, vivo en un pueblo de la huerta de Murcia en España, trabajo de enfermero en diálisis, me gusta donde vivo y adoro mi trabajo, pero tengo el inconveniente que, aunque vivo cerca de una ciudad con bastantes chicos gay fuera del armario, desde el punto de vista fetichista todavía hay bastante rechazo.

A mi nunca me ha costado aceptar ni mi orientación ni mis fetiches, comencé en la adolescencia, al principio eran fantasías de chicos desnudos atados de pies y manos siendo penetrados y masturbados sin alternativa, y ya cuando tuve acceso a internet fui poco a poco centrando mis verdaderos morbos. Gracias a estudios de BDSM gay norteamericanos descubrí el abanico de posibilidades que ofrecía, adoró de la electroestimulación, los dildos de todos los tamaños, cera, pinzas para mis pezones hipersensibles, aprendí lo que es un hogtied o un spreadeagle, deseaba sentirme así, inmovilizado y forcejeando por soltarme mientras un master me sometía a todos sus deseos. Durante mis primeras relaciones intentaba con juegos de dominación más suaves para ir poco a poco introduciendo bondage, pero siempre chocaba de frente con la barrera de los prejuicios, puedo entender que si no te atrae una situación no disfrutes de ello, pero no me sentía comprendido, e incluso a veces ofendido por el tratamiento que me daban.

Con la aparición de redes como Recon fui conociendo gente afín a mis propios deseos, con el requisito indispensable de quienes viven en localidades rurales como la mía, la necesidad de movilidad geográfica, el desplazamiento a grandes ciudades como Madrid, Barcelona o Valencia. En contraste con la necesidad imperiosa de estar inmovilizado comencé a sentirme libre y realizado sexualmente.

De regreso a la realidad de mi pequeña ciudad, tuve varios ex con los que he practicado sexo vainilla y cuando he vuelto tratar de hablar de mis morbos sexuales favoritos, la inmovilización y practicas BDSM, me han tratado de enfermo mental. Siempre se me ha planteado la pregunta, ¿cuál es el momento idóneo para decir que tengo un fetiche o varios?, ¿o solo hay que buscar gente fetichista?, ¿acaso no tenemos derecho a enamorarnos los fetichistas? Mi último ligue tras cinco maravillosas citas en las que hubo momentos muy tiernos, sentimentalmente hablando, y también más morbosos de mucho sexo oral, pero bueno, después de hablar de todo y de implicarnos, pensé que era el momento de hablar de una parte importante para mí, porque el empezaba a importarme, se lo dije con cuidado pero a bocajarro, la verdad que en ese momento sabia como iba a terminar la situación porque ya había tenido experiencias similares, me explico que esto lo cambiaba todo, porque él pensaba que yo era una persona muy tierna, pero que según él era lo opuesto a lo que pensaba de mí y se dio cuenta de que realmente no me conocía, y es verdad, le faltaba mucha información de mí, pero para este chico mi fetiche le hizo cuestionarse todo, me sentí de nuevo rechazado.

Con suerte también he vivido de nuevo experiencias muy morbosas con las que me he sentido plenamente feliz, sigo disfrutando de una de las partes más importantes de nosotros mismos, el sexo pleno, en mi caso siendo atado, amordazado salivando con una mordaza de bola, gimiendo por no soportar más placer o dolor, o las dos cosas, intentando soltar las manos de un poderoso spreadeagle que se mantiene firme que le da el mando a otro para que haga con mi cuerpo lo que quiera. Si estamos disfrutando de algo totalmente consensuado, que no me va a causar daño permanente, ¿qué es lo que está mal, y porque todavía hay gente que no lo entiende?

Jamás me he avergonzado de ser gay fetichista del bondage, he visto muchas situaciones de vida o muerte, y muchas solo de muerte en mi trabajo, muy recientemente estamos viviendo una pandemia que, si lo cambia todo, incluida nuestras perspectivas de lo que realmente hay que valorar, esto ha de ayudarnos a relativizar y priorizar. Debemos siempre sentirnos orgullosos de lo que somos, el mundo cambia constantemente, y sé que donde vivo los prejuicios desaparecerán y más gente como yo se sentirán libres de expresarse sexualmente.

Si quieres compartir tus experiencias fetichistas en uno de nuestros artículos de usuario, envía tu idea o un borrador a: social@recon.com

Compartir