Artículo de usuario: Construyamos el puente que elimine la división intergeneracional

Artículo de usuario: Construyamos el puente que elimine la división intergeneracional

de Noticias Recon

17 abril 2023

Por DogBoiBailey


Cuando volví a casa por Navidad, les conté a mis madres mi vida fetichista y lo que su hijo se había montado durante la pandemia. Mi ''salida del armario'' desembocó en conversaciones más amplias. Mis dos madres tienes 34 y 30 años más que yo, y es perfectamente normal que tengan diferentes puntos de vista sobre ciertas cosas. Desde algunas cosas insignificantes como la necesidad imperiosa (obsesiva en mi opinión) de enjuagar los envases de vidrio y las latas antes de tirarlas en el contenedor del reciclaje hasta ciertas opiniones sobre temas más complejos como la raza, la clase social y sí, desde luego, la identidad de género.

La experiencia con mis madres refleja un problema más grande dentro de nuestra comunidad: una desconexión intergeneracional cada vez mayor. Nuestros mayores no se han sentido nunca tan ignorados y nuestra juventud nunca se ha mostrado tan indiferente respecto a su presencia o a su contribución en la comunidad. Como chico veinteañero gay *ejem*, te puedo hablar de mi propia experiencia, en internet y en el mundo real, en la que desafortunadamente algunos de los hombres mayores que he conocido observan a las generaciones jóvenes con desprecio. Es como si nos considerasen inocentones, con un único interés en lo que tenemos entre las piernas y nuestro último post en Insta. Otra cosa que los hombres mayores nos dicen todo el tiempo es que la juventud de hoy en día es, y cito literalmente, "demasiado correcta y atenta con todo lo que pasa a nuestro alrededor". No agradecemos como se debe las libertades y las protecciones de las que disfrutamos actualmente, ya sea el prep, el progreso político o una aceptación más generalizada. Nosotros, que somos unos verdaderos mocosos, no sabemos lo fácil que lo hemos tenido y ni siquiera valoramos los sacrificios que los demás han hecho antes de llegar donde estamos a día de hoy.

Por otro lado, las generaciones más jóvenes presuponen incorrectamente o tienen una noción equivocada de sus mayores. Al hablar con la gente de mi edad, a menudo les oigo decir que nuestros mayores no tienen ni idea de cómo es la sociedad actual, y a veces hasta peor, dicen que los ''babyboomers'' que están en el poder son los que nos restringen nuestras libertades. Otros amigos míos se quejan de que los hombres mayores solo se interesan en ellos para tener relaciones sexuales pasando prácticamente de sus opiniones. Joven, Tonto y Preñado, parece ser el leitmotiv; hasta cuando mantienen una conversación, a veces hay un tono condescendiente – lo que te dan es una especie de lección de vida por encima del hombro. Y luego, por supuesto, hay una suposición silenciosa y errónea acerca de los hombres maduros, que dice que están amargados porque ya no tienen esa belleza juvenil.

Desde luego, todo esto es una estupidez. Tenemos que desterrar esas nociones preconcebidas y hacernos la pregunta realmente importante: ¿Cómo hemos llegado a esto y cómo deberíamos responder ante esta situación?

Desconexión virtual

El cierre de espacios LGBTQ+ y fetichistas no es nada nuevo y ''esa'' pandemia no llegó en el mejor momento tampoco. El remplazo de esos espacios a través de redes virtuales ha tenido un impacto perjudicial en las relaciones entre las generaciones de hombres gay jóvenes y los mayores.

Basta con echar un vistazo a las redes sociales o a las apps de ligoteo para ver cómo nuestra comunicación (prácticamente) anónima está perjudicando la forma en la que reaccionamos ante los demás y ante nosotros mismos. "¿Buscas?", "¿Sitio?", "¿fotos hot?", "¿dotado?", "¿colocón?" o el maleducado "¿estás limpio?". Estamos perdiendo la capacidad (o motivación) para establecer una conversación. Las redes sociales nos presentan unos desafíos muy particulares, como por ejemplo un nivel renovado de superficialidad unido a una promoción de estándares que no son realistas en referencia a la edad y la masculinidad. Todo esto combinado con un contexto tecnológico en constante evolución, que sin embargo crea más barreras para una generación mayor que intenta estar conectada y expresarse.

Os cuento una historia: recuerdo una vez que había salido (y era demasiado joven) por la zona de Canal Street en Mánchester, y un hombre mayor de unos 50 años largos se me acercó y me preguntó si quería tomar algo. Rechacé su ofrecimiento con educación; su respuesta fue concisa, me dijo "pff, tío, serás joven, pero no todos queremos follarnos a niñatos, ¿sabes? ''. Me sentí mal y acabé aceptando su proposición – al final resultó que la conversación que tuvimos fue una de las más emocionantes que he tenido en un bar gay. Me contó lo que recordaba del barrio gay durante los años 80 y 90. Me contó sus experiencias con respecto al estigma y la discriminación que sufrió al hacerse mayor en la época en la que creció siendo un un hombre gay irlandés y afeminado que vivía en el norte de Inglaterra. Me habló de las sospechas y el miedo de la sociedad británica unidas al rechazo y la burla que soportó en su Irlanda natal, que era muy católica. Una especie de leproso que encontró en los bares de gay de Canal St. el refugio que necesitaba. Nos terminamos las bebidas y nunca más lo volví a ver. Si no hubiese sido por mi educación y mis buenas maneras inglesas grabadas a fuego en mi ser, que me obligaron a aceptar aquella pinta de cerveza, puede que nunca hubiese podido abrir esa ventana poderosa y llena de experiencia a la realidad y la historia de otro ser humano. ¿Por qué lo rechacé al principio? Porque supuse que lo único que quería él era llevarme a su casa, supuse que solo buscan sexo, como si este hombre no tuviese nada más que ofrecerme que lo que tenía debajo de los pantalones.

En este momento probablemente os estaréis preguntando, entonces, ¿cómo se puede abordar la cuestión de la ruptura intergeneracional de forma correcta? Aquí os indico algunos de los elementos en los que se puede y se debe avanzar, empezando por un cambio de preferencias en las interacciones.

Vuelta a la vida, vuelta a la realidad

Ten el valor de preferir tener una interacción en la vida real. En el mundo virtual actual, nos perdemos muchas claves importantes y muchos matices sociales. El lenguaje corporal, el contacto visual, ese guiño o esa sonrisa atrevida (y por supuesto, el olor de su cazadora de cuero) son elementos que les dan a nuestras interacciones una autenticidad más profunda y nos hace menear la cola, como si fuésemos perros.

Esas interacciones en la vida real son las que dan apoyo a nuestros bares LGBTQ+ y espacios fetichistas que han sido maltratados por las restricciones de la pandemia, por las leyes de permisos de apertura que tiene fobia al fetichismo y por las amenazas de cierre. Los clubs ''XXL'' y ''The Backstreet'' de Londres, así como "La Mine" de París son ejemplos de lo que puede pasar si no luchamos por mantener nuestros espacios. Desafortunadamente, no tengo ningún recuerdo de los clubs underground del teatro Astoria de la calle Charing Cross Road de Londres. Si hubiese sobrevivió a las zarpas de los promotores inmobiliarios obsesionados con la gentrificación, Soho sería un lugar mucho más diverso e inclusivo de lo que es a día de hoy. Una vez se pierde ese pedazo de historia, se pierde para siempre.

Y sin embargo, la historia sigue repitiéndose, en Austin, los planes de ''regeneración'' de la 4th Street amenazan un centro histórico de la vida (nocturna) LGBTQ+ de Texas. Si no luchamos por nuestros espacios, cedemos nuestro sitio en el mundo. En medio de este ambiente hostil, un grupo de residentes de Austin van a invertir en su propia comunidad y van a crear un nuevo bar queer cuyo objetivo es ser un espacio seguro para el fetichismo, la política y todo tipo de gente. Los copropietarios son una mujer trans y una persona de color, el proyecto del Austin Eagle es un faro de esperanza en un panorama bastante oscuro.

Mi proceso mental es que, si hay eventos que tiene como lema ''creado por nosotros y para nosotros'', ve y haz un esfuerzo, asiste a ese evento y dales tu apoyo. No se sabe nunca con quién nos cruzaremos en nuestro camino, y nuestra comunidad crece cuando damos nuestro apoyo a estos eventos y además así se profundiza en la influencia socializadora que todo esto tiene en nuestras vidas. De igual manera, Recon organiza eventos por todo el planeta cuyo objetivo es devolver el sentido ''social" a una red social, por eso les deberíamos dar un aplauso por hacer algo que los demás no hacen. Eventos reales, con personas reales para promover las conexiones reales.

Cambio de actitud en tiempos de cambio

Las batallas contra los grandes gerifaltes de nuestra sociedad es algo que está fuera de nuestro alcance, sin embargo, hay algo que todos y cada uno de nosotros puede controlar y mejorar: nuestra conducta social; es decir, dejar de ser tan maleducados los unos con los otros. Al igual que a partir del principio de la cámara de resonancia, los daddies del baby boom y los milenials jovencitos encuentran difícil identificar puntos en común o una especie de acuerdo. Para conseguir identificar estos puntos en común, debemos escucharnos los unos a los otros de forma activa, y considerarnos los unos a los otros como lo que somos, nuestras actitudes no tienen por qué ser más polémicas de lo que son ya. Cállate y escucha por una vez, igual hasta aprendes algo nuevo.

Muchas años antes de llegar a Bailey, hice un curso sobre la resolución de conflictos en la universidad, eso sí, en el contexto de conflictos geopolíticos y étnico-nacionales, pero la espina dorsal de esta problemática es la misma, a nuestra sociedad le cuesta llegar a un entendimiento y poner remedio a las faltas de acuerdo. Una desconexión virtual desde hace décadas unida a la polarización política que no deja de crecer no ha permitido que esta sea una situación fácil de superar. A menudo abordamos los puntos de vista problemáticos como si la única opción fuese el silencio, la deslegitimización o el enfrentamiento. Reubiquemos nuestras intenciones y alejémonos del paradigma de lo ''correcto'' y lo ''incorrecto''. La humillación, el ninguneo o los insultos hacia los que son diferentes de nosotros, simplemente no estará a la altura de lo que necesitan las circunstancias actuales.

Cancelar a gente y a sus opiniones en una democracia supuestamente libre y abierta siempre debería ser tenido en cuenta como un movimiento peligroso, tenga una procedencia de un líder autócrata de extrema derecha o de un movimiento de izquierda demasiado políticamente correcto. La cancelación de la cultura a veces da comienzo a una conversación más amplia, pero lo que sucede más a menudo es que transforma y utiliza como armas algunos elementos destinados a una ''guerra de culturas'' que por definición nadie va a ganar.

Se debe abordar esta ''actualización moral'' intergeneracional de una forma más cohesiva, de lo contrario, habrá cada vez un abismo generacional aún mayor. Eso no significa que claudiquemos ante nuestros principios, sino que podemos luchar por ellos de una manera más productiva e inteligente. El diálogo sobre la nueva terminología de la identidad de género aceptada se ha desarrollado sin prejuicios, sin confrontaciones y sobre todo sin ser condescendiente. Todas las adaptaciones necesitan tiempo y empatía. Para que esta iniciativa se desarrolle con éxito hacen falta voces críticas que tengan los oídos y los corazones bien abiertos, ya sean jóvenes o viejos, novatos o veteranos.

Aunque no coincidamos con algunos de los puntos de vista de aquellos que pertenecen a una generación diferente a la nuestra, se debería reconocer que sus historias, experiencias y perspectivas son válidas para ellos, y con toda la razón que lo son. No se debería tratar de convencer o cambiar a los demás, nuestro objetivo principal debería ser el deseo de entender y de ser entendidos.

A las nuevas y las viejas generaciones de hombres gay nos unirá el hecho de afrontar esa desconexión virtual, esa modificación de preferencias al interactuar y la aceptación de diferentes puntos de vista generacionales; no se trata de que prevalezca una sola cosa. No todo es blanco o negro, hay diferentes tonos de gris, lo que no hay es una solución única. Hasta que no empecemos a trabajar para hacer desaparecer esa división, no podemos quedarnos sorprendidos al ver que ni hay progreso, ni las cosas avanzan como deberían. Imaginaos lo que podríamos conseguir si canalizásemos nuestras energías no hacia el conflicto, la contradicción y la condescendencia sino hacia una comunidad basada en la diversidad intergeneracional y en las experiencias vividas que nos pueden unir a todos.


***Si quieres compartir una experiencia fetichista en un artículo de usuario, envía tus ideas o un primer borrador a: social@recon.com

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