BOXERDADDY: MI PRIMER COMBATE DE BOXEO CON DADDY

BOXERDADDY: MI PRIMER COMBATE DE BOXEO CON DADDY

de Noticias Recon

13 julio 2020

BOXERDADDY es fetichista, vive en Nueva York, es escritor y ha publicado The Pugilist: Erotic boxing adventures y The Pugilist: Other erotic boxing tales. Boxerdaddy también es uno de los padres fundadores de ONYX (Nueva York/Noreste de EE.UU.) ONYX es una organización que da apoyo a la comunidad de cuero gay con diversidad étnica y racial. Desde hace más de 24 años, esta organización ha trabajado empoderando a los hombres gay de color y sus aliados y también ha estado proporcionando educación sobre la comunidad, sobre prácticas seguras y sobre la historia de la comunidad en general. En este artículo comparte con nosotros una de sus historias eróticas sobre boxeo:

¡Hoy es el día! No me puedo creer que finalmente haya llegado. Llevo soñando con este momento desde que tengo uso de razón, desde los doce años cuando vi a dos hombres medio desnudos en la tele dándose puñetazos el uno a otro. Solo pensar en ponerme el look de boxeador en el ring, justo antes de enfrentarme a mi Daddy, en cómo me hace sentir ese combate, estoy tan emocionado que parece que voy a explotar.

Daddy es el epítome de lo que es un boxeador con un estado físico impresionante. Mide 1,90 cm y pesa 89 kg, con un porcentaje de grasa de 3%, aún más acentuado gracias a una capa de músculos fibrosos bajo su piel tensa de color canela. Su cara está cubierta de una tez tan suave que le pondría celoso hasta a un modelo, sin embargo, esa mandíbula militar tan marcada parecía que era tan fuerte como para resistir el lanzamiento de misiles de corto alcance. Sus cejas tupidas estaban justo encima de sus ojos llenos de experiencia, que dejan ver una multitud de batallas que ha luchado hasta ese momento de su vida. Decir que tenía un aspecto intimidante es quedarse muy corto.

Era como si todas las acciones que estaba realizando las hiciese desde fuera de mi cuerpo observándome a mí mismo, como si alguien estuviese controlando mis acciones por control remoto. Cuando llegué a su casa, estaba sudado. Sentía escalofríos de nervios recorriendo mi espina dorsal, tenía la boca seca y se me movían las manos como si le perteneciesen a otra persona. ¿Cómo son capaces los humanos de funcionar así? Me espabilé y llamé al timbre. Estaba tan perdido en mis propios pensamientos que ni me di cuenta de que la puerta se abría delante de mí. Estaba de pie allí, con unos pantalones de chándal ajustados que mostraban el bulto de su virilidad, Daddy estaba imponente delante de mí antes de apartarse para dejarme entrar. Mi cuerpo volvió en sí y conseguí avanzar y salir del modo piloto automático. ¿Quién controlaba todo aquello? Mi siguiente pensamiento consciente tuvo lugar al darme cuenta de que estaba de pie en el ring vestido con mis pantalones de boxeo, con mis botas y mis guantes, esperando a que la campana diese comienzo al asalto. ¿Cómo he llegado hasta aquí? Me temblaba el cuerpo, pero mi polla estaba dura como una piedra con las ganas que tenía de que empezase todo.

Daddy subió al ring enfrente de mí con sus pantalones amarillos característicos con líneas negras a los lados. Sus botas amarillas de cuero a juego con los pantalones y guantes. Y las palabras "Boxer Daddy" grabadas en sus puños le daban el toque personal perfecto.

¡DING!

El momento en el que volvió a su esquina, sonó la campana. Los dos nos alejamos de nuestras esquinas y nos acercamos el uno al otro.

¡BAM! ¡BAM!

Dos buenos golpes en la cara me sacaron de mi ensimismamiento. Ni siquiera le vi mover el brazo. Me alegro de tener el bucal, si no, habría perdido ya varios dientes. Su cuerpo se mueve rítmicamente delante de mí, listo para atacar. Le intento dar un puñetazo, pero se aparta antes de que mi puño le llegue cerca. ¡Qué rápido es! Le intento dar otro, y otra vez, acabo dando un golpe al aire.

Daddy sonríe, enseñando su bucal amarillo. Quiero sonreírle, pero me sube un escalofrío por la espina dorsal antes de que un uno-dos me aterrice en la mandíbula.

¡BAM! ¡BAM!

Se me va la cabeza por un momento y me pregunto dónde estoy. Justo cuando empiezo a centrar mis pensamientos, un izquierdazo me estalla en uno de los lados de mi cabeza. Ese puñetazo me alcanza justo donde me habían alcanzado los otros dos golpes antes y las rodillas me empiezan a temblar. ¡UFF! Creo que ni siquiera estaba intentado golpearme con fuerza, pero me ha dolido. Se pone a mi izquierda, y me mete otro derechazo en la mandíbula. Siento cómo me llega el dolor hasta la parte posterior de los tobillos al ajustar el equilibrio para mantenerme de pie. Me armé de toda la fuerza que me quedaba, me acerco hacia él salvajemente, y le doy tres puñetazos, pero los bloquea como si supiese lo que estoy a punto de hacer. ¿Cómo es posible?

En cuento termina mi ráfaga de golpes, me mete un gancho esquivando mi guardia. Echo un vistazo al techo, advierto un par de grietas justo antes de que un derechazo y un izquierdazo me hagan rebotar la cabeza. Me tambaleo y justo recobro el equilibrio cuando me mete otro puñetazo en el estómago, haciendo que se me salga el aire por la boca. Y así, mi cuerpo deja de responder. Daddy toma el control, mientras me mete otro gancho en la barbilla, y me levantan hacia el techo del impacto. El cuero de sus guantes toma la forma de mi cara antes de golpearme contra las cuerdas. Me persigue, y no sé cómo, pero consigo defenderme y protegerme, y en ese momento elige otro objetivo y me hace escupir el aire que tengo en los pulmones una vez más. Siento cómo entra su puño dentro de mi estómago con un golpe seco. Se me sube la bilis hasta la garganta, me entran ganas de vomitar y de llorar a la vez. Consigo mirarle a los ojos, y hay un deseo profundo que le consume en su mirada. Me siento como si fuese un cubito de hielo en el infierno. A pesar del dolor, aún tengo la polla dura como una piedra. Soy una presa fácil - Daddy me mete otra galleta en la barbilla y me golpea la cabeza desde todas las direcciones posibles. ¿Sigo de pie? Siento que el líquido preseminal me escurre por la pierna.

Cuando vuelvo en mí, me cuesta verle. Uno de mis ojos se ha cerrado por la hinchazón. Concentro toda la energía que me queda en mi mano derecha y le lanzo un puñetazo. Desaparece de mi vista en el último instante. No me hace falta preguntarme dónde ha ido ya que me mete dos ganchos en las costillas. Me caigo como si fuese una roca, pero me recoge en el aire al caer. Me tira contra las cuerdas, me golpea la cara mientras me empieza a salir sangre. Hay una pequeña pausa, luego, veo rápidamente su mano derecha en la distancia antes de sentir un pinchazo de dolor en la mandíbula, después, nada.

Estoy en la sauna y un tío potente vestido de cuero entra en mi habitación. Lleva una gorra de cuero, una banda en el brazo izquierdo, guantes hasta la muñeca y un arnés tipo bulldog con unos pectorales enormes que se van a salir entre los enganches de cuero. Está delante de mí como si fuese un monolito lleno de poder. Quiero que me coja y lo hace. Me levanta en el aire fácilmente y me pone en el banco para follar con el culo ofrecido. Se pone a meterme caña a saco antes de darme cuenta de que me la ha metido hasta dentro. Sus manos musculosas y fuertes me agarran por las caderas y me controlan para que no me pueda mover. Me folla el ojete con golpes fuertes obligándome a sentir el poder de cada embestida. Y noto cómo le va creciendo la polla dentro de mí. El capullo se convierte en un puño que me golpea la próstata haciéndome arder por dentro. Mi sueño se hace realidad cuando acabo colgado de la cuerda del medio del ring con Boxer Daddy apaleándome en lo más profundo de mi culo igual que me ha dado una paliza en el ring. No sé exactamente lo larga que la tiene, pero con las embestidas lentas que me está dando parece que le mide 35 cm. Es imposible. Pero mi esfínter se pone al rojo vivo con cada embestida. Quiero gritar, pero no puedo, quiero moverme, pero me quedo donde estoy y quiero que pare, pero en realidad quiero que siga así para siempre. Cambia el ritmo y juega con mis pensamientos a la vez. Justo cuando pienso que no lo aguanto más me coge por los hombros y me pone de pie. Me guía hacia el tensor de las cuerdas del ring y me empuja contra él. Inmediatamente, me separo del cuero frio, pero la caldera de calor que es su cuerpo me calienta desde la espalda hasta el estómago en cero coma. Me envuelve entre sus brazos con una manta de calidez helada/caliente que relaja todo mi cuerpo.

Me abre de piernas y se agacha para metérmela más dentro apretándome contra el tensor de las cuerdas. Usa todo el peso de su cuerpo para metérmela hasta el fondo. No soy capaz de moverme y me obliga a someterme mientras me la mete más y más. Sacando la polla de mi culo casi hasta el final, para volver a metérmela a saco. Es como si fuese un tubo de metal de medio metro. De alguna forma, consigue agarrarme los pezones y empieza a jugar con ellos. Me pongo a gemir y cuanto más me los agarra más cachondo me pongo. Es como si le creciese la polla unos centímetros más y me da otro golpe en la próstata. No puedo controlar mis gemidos, que le ponen a él aún más cachondo. Todo el rollo se convierte en un éxtasis de torturas sexuales y no me voy a poder aguantar más.

El rabo de Daddy se hace cada vez más grande y se le pone cada vez más dura. Respira hondo y su semen caliente me preña como si fuese lava ardiendo. Yo me corro unos segundos después sin ni siquiera tocarme mientras me pongo casi a temblar. ¿Quién es este hombre que es capaz de hacerme todo esto? Nos abrazamos durante diez minutos mientras dejamos de temblar.

En el momento en el que se la saca, caigo en sus fuertes brazos mientras nos tiramos en la lona del ring. Me siento seguro, completo y en paz. No es que tenga fuerzas para hacer nada más en ese momento. No me puedo imaginar estar en ninguna otra parte.

"¡GUAU! Eso es lo que se llama un buen combate, Daddy. ¿Cómo lo he hecho?"

"No ha estado mal, pero tienes que llegar al segundo asalto para que pueda tomar la decisión final."

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