DOMINION: El Juego, Parte I

DOMINION: El Juego, Parte I

de Noticias Recon

23 noviembre 2020

Le rogué a mi Master que probásemos los juegos de humillación. Al principio se resistió, pero acabó cediendo. Ahí estábamos cenando un día en mi restaurante favorito con unos amigos. No me podía relajar, porque sabía lo malvado que podía ser mi Master. Formaba parte de su encanto.

Después de que el camarero retirase las ensaladas, dijo lo suficientemente alto como para que lo oyese toda la mesa "te voy a preñar en el baño antes de que llegue el principal." Me quedé de piedra. No es que no me hubiese follado antes en ese restaurante, pero normalmente me enviaba un mensaje de texto. Me puse rojo, pero me levanté y me fui al baño grande del restaurante, que en realidad era bastante pequeño y tenía una puerta con cerrojo. La verdad es que estaba más nervioso porque no me había preparado internamente. Sentí cómo todos me miraban cuando me fui de la mesa.

Llamó a la puerta, le dejé entrar, y eché el cerrojo. "Master," empecé a decir, "No estoy del todo listo…"

"No te preocupes," me cortó, muy animado, "¡he traído lubricante!". Me sonrió con ganas, lo cual quería decir que yo iba a estar pronto en APUROS. Me bajó los pantalones y me hizo agacharme encima de la taza del wáter. Me agarré con las manos a los azulejos fríos. Podía sentir su vello público rozándome. Con una cantidad de lubricante mínima, me la metió hasta el fondo y hasta que me dio con las pelotas. Me agarró del pelo y me empezó a meter una buena follada, metiéndomela una y otra vez, haciendo que la cabeza me diese saltos con cada embestida. Me folló lo que dura una eternidad llena de placer, cada vez que me la metía, me hacía soltar un meo corto en el wáter. Cuando estaba a punto de correrse me tiró del pelo aún con más fuerza, y de repente me acabó rellenando de semen con cada descarga que le salía.

Recuperó el aliento y me mandó que me sentase en el wáter para que le limpiase la polla, aún la tenía dura. Cuando empecé a chupársela, vi una mancha marrón sobre la piel de su polla. Me di cuenta inmediatamente de lo que era y él también se dio cuenta. Le salió esa sonrisa malvada, atractiva y viciosa que me encanta. Hice todo lo que pude para que no me diesen arcadas al limpiársela con la boca. Y entonces se echó una buena meada. Sabía que no podía dejar escapar ni una gota.

Cuando nos pusimos de pie al lado el uno del otro para vestirnos frente al espejo, me sentí afortunado por haber encontrado a alguien con el que podía ser así de cerdo. Me miró y me dijo, "¿te sientes humillado ya?"

"La verdad es que no." No dijo nada. Me abrazó con fuerza y sonrió otra vez. Sentí un temor /deseo / miedo / ganas / intimidación que me resultaba familiar.

Nos habíamos ausentado solo 15 minutos y no habían traído el siguiente plato aún. En el grupo de diez amigos que estábamos éramos todos fetichistas, por lo que no les sorprendió mucho lo que acababa de pasar, pero mi Master era el fetichista más fetichista de todos. Una vez que nos hubimos sentado, su mejor amigo, con toda la mala idea del mundo, me preguntó qué tal había ido, y me quedé helado. Miré a mi Master, con ojos suplicantes. Sonrió, diciendo, "la humillación consiste en sufrir una dolorosa pérdida de orgullo, de respeto por sí mismo, o la dignidad; consiste en pasarlo mal." Me miró directamente, esperando. Bajé los hombros como si se me hubiesen desplomado.

"Master me ha follado en el baño, pero yo no estaba limpio. Después usó mi boca para limpiarse la polla." Su mejor amigo se escandalizó lleno de horror. "¡¿Te has cagado en la polla de mi mejor amigo?!". Desde luego, en ese momento todos los que estaban sentados en las mesas de alrededor se callaron y se giraron hacia donde estaba yo. Fue un momento en plan tierra trágame. Le eché una mirada que podría haberle dejado muerto en ese momento. Empezó a reírse a carcajadas.

Master me sonrió cuando nos trajeron el siguiente plato, pero a mí se me había ido el apetito. Los ojos de Master estuvieron clavados en mí el resto de la velada. Me estaba dando una lección y sabía que no era la última, pero de repente no sabía si quería seguir jugando a este juego.

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Más tarde, Master y yo hablamos de lo que había pasado, y al decir hablar me refiero a que me estaba dando mis Golpes de Amor por no estar limpio y preparado cuando Master quería usarme. Cada una de las marcas de los golpes de la vara de bambú estaba empezando a refulgir de color rojo vivo. Cuando me dio el Golpe de Amor número 127 de los 250 que me iba a dar (el precio de la cena que no me pude comer), dijo, "¡…y este es el juego al que TÚ querías jugar!" su voz se puso muy calmada y grave durante el juego de impacto. Yo estaba perdido en mi espacio mental en ese momento por lo que me costó un poco darme cuenta de que había parado. Esto no era una buena señal. Master no se quedó ahí al llegar a la mitad de Golpes de Amor.

Me ordenó que me dirigiese a la pared. Cada paso fue una agonía exquisita al irme moviendo para obedecerle. Después me dijo que me agachase para que pusiese la espalda junto a la pared y que me agarrase las cachas del culo para separarlas tanto como fuese posible. En ese momento me puse muy nervioso, porque era algo nuevo.

"Bueno, ¿dónde nos habíamos quedado?". Se quedó meditando, justo en ese momento sentí el Golpe de Amor numero 128 justo en el ojal. Nunca me había golpeado el ojal antes y era un nivel de sensaciones que no había sentido nunca. Al llegar al golpe de Amor número 162 se me saltaban las lágrimas. Al llegar al 190, estaba llorando como una magdalena. Al llegar al 210 me había dejado llevar en un nuevo espacio mental, un espacio superior, rogándole, pidiéndole, gritándole que no lo haría nunca más, que siempre estaría listo para su rabo, en cualquier momento, en cualquier lugar. Y de repente, se terminó. Me rodeó con sus brazos y me abrazó mientras lloraba en ese momento de catarsis.

Una hora después le oí roncar. Uno de mis ligeros movimientos le despertó y se puso a buscar algo en el cajón de la mesa de noche. Me preparé para que me metiese el rabo (le encantaba follarme después de torturarme, sobre todo si la tortura acababa dando como resultado un culo lleno de golpes y dolorido), pero en vez de hacer eso sentí un espray helado en el ojal. ¡Giré la cabeza por encima del hombro y me di cuenta de que me había echado un espray para calmar el dolor en el culo que me daba pinchazos de dolor!

La sensación de frío dejó paso a un ardor intenso, me miró con esa sonrisa malvada, atractiva y viciosa que me encantaba y me preguntó, ¿"te sientes humillado ya?"

Dominion es el encargado y co-fundador de ONYX Mid-Atlantic. Le puedes encontrar en Twitter, Instagram y Facebook. Su podcast con vídeo semanal, The BGKH Show with Dominion & Epic cuenta siempre con nuevos episodios en YouTube los miércoles a las 20:00, hora de Nueva York.

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