ENCUENTRO MORBOSO: El Voyeur

ENCUENTRO MORBOSO: El Voyeur

de Noticias Recon

06 octubre 2020

El usuario de Recon ToBeCollaredbySir comparte con nosotros la historia de la noche en la que Master X fue a visitar a su chico, y trajo con él un invitado…

Me desperté alarmado, sorprendido de un sueño profundo, con la adrenalina corriéndome por las venas, y el corazón latiéndome fuerte.

Incapaz de gritar, una mano me cubre la boca, y otra me agarra del collar que está cerrado con llave, y dos manos fuertes me agarran por los tobillos. Mientras me retuerzo, la voz de Master X me tranquiliza, "¿Sorprendido, eh chico? No pasa nada, chico, tu Amo ha venido a visitarte. Tenemos un invitado. Te van a usar bien esta noche".

Mi Amo tienen Su propia llave de casa, y como es mi propietario, tenía derecho a entrar cuando Él desee, a visitarme o a que Su chico le sirva.

Master X insistió en que su chico durmiese con los inmovilizadores de tobillos y muñecas unidos, con el fin de restringir todo tipo de movimientos. Toda esa semana Él me había ordenado que durmiese desnudo y con las manos inmovilizadas, con las manoplas puestas. Me empecé a sentir cómodo durmiendo con los elementos inmovilizadores o el look que me ordenase, me costó acostumbrarme, pero me acabé sintiendo desnudo e incómodo sin esos símbolos de la dominación de Master X.

Me había mandado acostarme esa noche especialmente temprano.

Las Reglas decían; ''Chico debe estar en la cama antes de las 22:30. Con las luces apagadas antes de las 23:00'', pero a veces me mandaba acostarme antes, y sabía que no debía desobedecer.

"Acuéstate antes de las 21:30 esta noche, ¿lo has entendido, chico? "

Respondí y obedecí sin rechistar. Las órdenes de mi Amo tienen el efecto de hacerme saber que me cuidan y piensan en mí.

Al estar tumbado y sin moverme, mientras sentía que los dedos de Master estaban explorando mi boca, y metiéndome una bola grande, me di cuenta de que Master había dicho, "que venía con un invitado". Había un par adicional de manos que me estaban agarrando.

Se me puso la polla dura, con la sangre llenándome los capilares, hasta que la polla se me puso bien tiesa, hinchada a tope. A mi Amo le gusta que esté en castidad, y yo me someto con una fe ciega, a veces me cuesta autocontrolarme, no tocarme la polla, a menos que tenga puestos los guantes o las manoplas, sin correrme nunca si no tengo permiso. Era difícil, frustrante, pero me enorgullecía obedecer a mi Amo, servir a mi Amo era más importante que pajearme o no cumplir mi palabra.

Siento que me fuerzan a abrirme de piernas y me las atan a las patas de la cama, como las muñecas, exponiendo mi cuerpo completamente a mi Amo y al invitado. Me retuerzo y lucho contra las ataduras, pero mis movimientos están totalmente limitados. Me vendan los ojos, soy aún más vulnerable. Inmóvil e incapaz de ver nada, mi imaginación empieza a correr sin parar. ¿Era alguien que conozco? ¿Qué tendrá mi Amo en mente para mí?

Era la propiedad de mi Amo, y como el contrato estaba firmado, mi Amo se había puesto cada vez en plan más controlador y posesivo. Me había prohibido tener relaciones sexuales con otros, hasta besarme con nadie más, como señal de mi devoción. No había intimado con ningún hombre, ni siquiera había tocado a ningún otro hombre, desde que las reglas entraron en vigor, y ahora había un extraño, de pie por encima de mí en mi habitación.

Era propiedad de mi Amo. Master X tiene derechos exclusivos sobre mí y sobre mi cuerpo. Entonces, ¿qué estaba haciendo ese invitado ahí?

Sentía la presencia del extraño, y a pesar de tener los ojos vendados podía sentirle mirando mi cuerpo desnudo y vulnerable. Podía oír su respiración, y con los otros sentidos estimulados podía detectar el olor personal del extraño, limpio, un poco a almizcle.

Tiemblo de ganas, mientras Master X me acaricia el pecho y el estómago, las manos de mi Amo, con los guantes puestos moviéndose despacio hacia mis pernas, haciendo que se me ponga la polla aún más dura.

¡Master esta enseñándole su chico al extraño, demostrando su poder sobre el sumiso! Me relajo un poco, Master me manda respirar profundamente, y exhalar para calmarme.

Confiaba en Master, me esforzaba por agradarle a Master a cada oportunidad, queriendo siempre perfeccionarme para él. Para que Master estuviese orgulloso de Su chico.

Master X no me había compartido nunca antes, yo tengo que admitir que estaba nervioso, como poco.

"Los pezones de este chico necesitan caña" dijo Master, sentí el pinchazo frío y nítido cuando me pusieron las pinzas en los pezones, Master empezó a tirar con fuerza de la cadena que las unía, haciendo que la polla se me moviese y tuviese espasmos sola de forma involuntaria, y exhalé de dolor.

"Esta noche Mi invitado va a ver cómo Me sirves, solo es eso. Tenemos a un voyeur. Tenía curiosidad por ver a Mi chico sumiso. Es la hora de mostrarte, chico, y de demostrar lo bien que mi chico sirve a su Amo".

Farfullé lo que pude para decir que estaba de acuerdo a través de la mordaza, y sentí cómo mi Amo aflojaba la hebilla de la propia mordaza.

"Lo primero de todo, el rabo de tu Amo necesita que le des tu atención. Muéstrale a nuestro invitado lo bien entrenado que está Mi chico a chupar polla".

Abrí la boca obedientemente, me mojé los labios con ganas de meterme en la boca el rabo que veneraba y con el que llevaba soñando un rato. La única polla que tenía permiso de tocar. La única polla que quería y necesitaba.

Sentí cómo la polla dura de mi Amo me golpeaba los labios, con Su gran piercing entrándome por la boca y jugando con mi lengua. Olí el olor de mi Amo, lo cual me hizo gruñir de placer, a la vez que mi propia polla se me ponía cada vez más dura.

Toda la longitud del rabo de mi Amo entró en mi boca expectante, metiéndomelo a empujones pequeños mientras mis labios rodeaban el capullo de mi Amo, dándole la bienvenida, sin atreverme a chupar hasta que mi Amo no me diese la orden de hacerlo.
"ahora, chico, chúpamela bien, hasta el fondo y despacio, chico" me ordenó mi Amo.

Mi Amo me la metió hasta el fondo de la garganta, me habían entrenado bien para dar placer, para sentir el piercing dándome golpecitos en la campanilla, para controlar las arcadas, el capullo bien duro, metiéndome toda la longitud de la polla de mi Amo, sintiendo sus pelotas en la barbilla, mientras que la respiración de mi Amo se hacía más pesada, entrecortándosele por el placer que su chico le estaba proporcionando. Mi boca y mi garganta, que estaban bien lubricadas se deslizaban por el rabo de mi Amo, con cuidado para no hacerlo deprisa, ya que sabía que mi Amo no tenía ninguna prisa para correrse esa noche.

Conforme iba aumentando el placer de mi Amo, empezó a metérmela más fuerte en la garganta, con rapidez, gruñendo con cada embestida, mi boca era Su juguete sexual personal y exclusivo.

Mi amo se la sacó un poco, y me dijo que le lamiese el capullo.

Cambié y empecé a pasarle la lengua por el glande y a lamerle el frenillo, haciendo que mi Amo gimiese de placer.

Se sacó la polla de mi boca, me ordenó que le lamiese las pelotas, y yo cumplí sus órdenes, mi lengua empezó a lamer con ganas la piel fina, saboreando el olor a sudor y el sabor de mi Amo.

"Buen chico, es suficiente"

"Vamos a desatarte para hacerte entender lo que es la disciplina de verdad. ¡Es hora de mostrarle a nuestro invitado lo rojo que se te pone el culo, chico!"

Asentí con la cabeza para mostrarle que estaba de acuerdo, el motivo de mi existencia es que mi Amo me usase, incluso cuando me despierten por sorpresa en medio de la noche. Mi Amo estaba usando lo que era Suyo por derecho. Sumiso y obediente. Poseído, con collar puesto, con un contrato firmado. Sin alternativas, solo la voluntad de mi Amo.

"Ponte de rodillas, chico, con el culo hacia arriba", me ordenó Master X

Lo hice como me ordenó, y me agaché en una posición sumisa, con la cabeza hacia abajo y el culo hacia arriba.

Mi Amo había dicho que quería enseñarle a ese voyeur misterioso lo rojo que se podía poner el chulo de su chico. ¿Azotes, o quizás latigazos?

Iba a descubrir mi destino en unos breves momentos. Me ataron las muñecas y los tobillos a los puntos de anclaje de la cama, y oí a Master X, que estaba seleccionando el instrumento de disciplina.

"¡Ah sí chico así va a ir muy bien, te espera una buena! Te va a doler chico", dijo Master X. Oí al invitado mirón gruñir con aprobación, y me dio mal rollo sentir que se me acercaba, colocándose al lado de mi cabeza. Después siguió el sonido de una cremallera, y el ruido de ropa. Solo podía ver que el invitado se había bajado la bragueta y se había sacado la polla, mi Amo y yo se la habíamos puesto dura. ¿Se había estado pajeando al ver toda la sesión?

"¿Preparado, chico? Ve contando los golpes y recuerda que debes ser agradecido con tu Amo" me ordenó Master X

Después sabía que iba a pasarlo mal y que iba a ser muy doloroso, cuando sentí la vara moviéndose sobre mi cachetes suaves y afeitados, y me puse tenso por el miedo.

"Solo 50 golpes hoy, ¡chico!" mi Amo se rio cruelmente, y el mirón se puso a reír también, y se me cortó la respiración cuando el primer golpe aterrizó con fuerza en mi carne.

"Uno, Master, gracias, Master", doblándome de dolor justo cuanto la vara golpeó mi carne tierna.

"Dos, Master, gracias, Master".

Master apuntó con cuidado para cubrirme de golpes todo el culo, sabía que iba a estar muy rojo e inflamado en poco tiempo.

"30, Master, gracias, Master", dije con la respiración entrecortada, sufriendo cantidad, pero mi Amo no paró, sino que disfrutó cruelmente del dolor y la sumisión de Su chico.

Sabía por experiencia que Master ya tendría la polla dura como una piedra, crueldad y sumisión le ponían a tope. Podía oír la respiración del mirón haciéndose cada vez más profunda, entrecortándose, y me imaginé que se estaba pajeando, al disfrutar del espectáculo de verme sufrir.

"40 Master gracias, Master". En ese momento no había ningún milímetro de la piel de mi culo que no hubiese sido azotado, y que no estuviese al rojo vivo.

"45 Master, gracias, Master", lloriqueé, intentando soportar los últimos golpes que me iba a dar.

Los siguientes 5 golpes fueron más fuertes, Master iba a saco, alardeando de Su poder.

"46 Master, gracias, Master, 47 Master gracias, Master, 48 Master gracias, Master, 49 Master gracias Master, 50 Master gracias Master" gruñí exhausto, a punto de quedar totalmente destruido.

En ese momento, me desplomé, sentí un chorro caliente de líquido, el mirón que se estaba pajeando había depositado su corrida sobre mi cabeza. El mirón después procedió a extenderme todo el semen por mi cráneo rapado, mientras que Master X me acariciaba los cachetes del culo con ternura y orgullo.

"Bien hecho, chico, esta noche te lo has currado para Master".

"Quédate donde estás chico, mientras acompaño a nuestro invitado a la puerta".

Oí los pasos que se alejaban en una conversación que se apagaba, al irse el invitado.
Los pasos de las botas de Master sonaban con fuerza sobre los azulejos del suelo de la cocina, un sonido que siempre me emocionaba, y Master volvió, me desató, y me invitó a tumbarme a Su lado.

"Ahora mi chico me va a hacerme correr, ya sabe lo que le gusta a Master".

Diciendo eso, Master me besó con pasión en la boca, y mis dedos lubricados fueron automáticamente a acariciar los pezones de Master, mientras que mi polla, que aún estaba dura, le daba unos pequeños golpes a la pierna de Master, que estaba cubierta por sus pantalones de cuero. Master gimió de placer, mientras se hacía una paja, y mientras yo le acariciaba y le pellizcaba los pezones. Me veía ya a mí mismo con ganas de sentir mi propio placer, mientras lamía el líquido pre-seminal de Master, sabiendo que mi propio semen iba a quedarse en mis pelotas, que me dolían del deseo y de la frustración sexual acumulada.

"No se te ocurra correrte, chico" me advirtió Master.

El placer de Master es lo más importante. Siempre.

Uno de los desafíos y sacrificios más grandes de aguantar es el ser casto para Master, hasta que me ordeñen las pelotas para proporcionarle placer o entretenimiento a Master.

Mientras que me follaba la pierna de Master como un perro, con cuidado de no sobrepasarme y dejar que se me saliese mi propio esperma, sentí cómo Master se retorcía y le daban como espasmos. Me encantaba esa sensación de saber que le había dado a Master placer, aunque él me hubiese negado ese mismo placer a mí.

Master gimió y suspiró con fuerza y satisfacción. ''Ahora cómetelo, chico, hasta la última gota''.

Si tienes una historia fetichista que quieras compartir en uno de nuestros artículos de usuario, envía tus ideas o un primer borrador a social@recon.com

Compartir