ENCUENTRO MORBOSO: Tormento

ENCUENTRO MORBOSO: Tormento

de Noticias Recon

24 febrero 2021

Por TobecollaredbySir

Hace unos años, tuve una experiencia en el terreno del BDSM que fue muy diferente. Había ido al cine, y había visto el documental ''Tickled'' (Cosquillas), en el que un periodista de Nueva Zelanda viajaba a EE. UU. para investigar el caso de un torturador que hacía cosquillas, engatusaba a hombres jóvenes para que participasen en sesiones de cosquillas, les grababa y después les chantajeaba y les extorsionaba con estos vídeos.

En general no tengo muchas cosquillas, pero me retorcí bastante en la butaca del cine, con la polla bien empalmada, al ver a esos hombres jóvenes, con cuerpos atractivos, inmovilizados, o con los tobillos y las muñecas atadas a la madera de los pies y del cabecero de la cama, mientras les hacían cosquillas y les excitaban cuidadosamente, ¡pero de una forma insoportable!

Dolor y sufrimiento de una clase muy diferente.

Me llamó la curiosidad, bueno a mí y a mi polla. ¿Dónde podía encontrar un activo al que le pusiese la tortura a base de cosquillas?

La oportunidad surgió durante un viaje de negocios en Melbourne. Encontrar una habitación de hotel fue difícil. Todo parecía estar reservado debido a un evento deportivo que iba a haber ese fin de semana. Se me ocurrió que podía probar y buscar en Recon, así podría encontrar un sitio donde pasar la noche con un Master o un Amo. ¡Alojamiento y sexo, los dos saldríamos ganando! Después de un par de intentonas, y de unas cuantas respuestas diciéndome que ''no podían ese fin de semana'', un tío me invitó a hacer una sesión durante toda la noche con un Amo oso que tenía pinta de ser estricto. El tío en cuestión vivía en una de las urbanizaciones al sur de la ciudad, a unos treinta minutos en tren. Nos enviamos mensajes, conectamos, y hablamos de lo que nos gustaba y de lo que no, así como de nuestros límites. Como condición, me ordenó con severidad que no me corriese durante los cinco días previos. Yo le obedecí, y disfruté de una forma extraña el reto de esos días llenos de tensión y frustración sexual que vinieron después, se me ponía la polla dura solo con pensar en esa experiencia tan difícil.

Cogí el tren en Southern Cross Station, con el estómago lleno de mariposas, y la polla empezando a ponerse húmeda. Me bajé al llegar a mi destino y esperé en esa estación de tren lúgubre y barrida por el viento, a la que me iba a venir a buscar mi anfitrión. En ese momento me estaba poniendo bastante nervioso, y caminé por el andén de la estación, escaneando las caras de los tíos que estaban cerca o pasaban a mi lado. Bear Top llegó, dándome la bienvenida con una gran sonrisa, y me llevó a su casa, fuimos charlando y rompiendo el hielo por el camino. Era un hombre grandote, con aspecto poderoso, majo, pero firme. Después de enseñarme la casa y de hablar un poco, me dijo que fuese arriba y que me duchase. Luego, cuando ya estaba bien limpio, fui a la habitación, desnudo, listo para la inspección. Se me puso la polla dura, estaba nervioso, pero pasé la inspección, sintiendo las manos firmes de Bear Top sobre mi piel, acariciándome la polla, agarrándome de las pelotas, y separándome las nalgas. Me llamó ''bearboy''.

''Túmbate en la cama, boca arriba, separa los brazos y las piernas', me ordenó Bear Top.

Sacó todo lo necesario para inmovilizarme los tobillos y las muñecas. En cuestión de minutos me había atado con fuerza y lo único que podía mover era la cabeza. Me metió un calcetín de fútbol en la boca, y me quedé mirando cuando me mostró un plug con vibrador, y los mandos que lo controlaban. Yo no estaba acostumbrado a la penetración anal, los ojos se me abrieron con nerviosismo. Mi ojete que estaba tenso, se empezó a dilatar gracias a su dedo lleno de lubricante, me dilató hasta meterme dos dedos, y me relajó hasta meterme todo el vibrador.

¡Me revolví por la sensación incómoda, pero lo peor estaba aún por llegar!

Me puso un anillo alrededor de la base de la polla, y otro justo debajo del glande y otros dos electrodos en la parte interna de los muslos. ¡Electroestimulación! ¡Ahora sí que estaba nervioso, esto iba a ser el alto precio que iba a tener que pagar por el alojamiento de esa noche!

Bear Top acarició con cuidado mi cuerpo inmóvil, cada centímetro de mi cuerpo, disfrutando de mi vulnerabilidad, mientras me decía todo el tiempo lo mucho que estaba disfrutando del control que tenía sobre mí. Mi rabo reaccionó como un resorte cuando me tocó, duro y orgulloso, mientras Bear Top lo acariciaba despacio. El foco de su atención se concentró en mi capullo, que es muy sensible, lo acarició y me torturó de esa forma. Gruñí a través de la mordaza que tenía puesta, rogándole con los ojos, pero sin querer correrme tan pronto.

Bear Top me puso una venda de cuero en los ojos, para acentuar mi absoluta vulnerabilidad y para aumentar todas mis sensaciones. Me retorcí de dolor cuando me puso las pinzas en mis grandes pezones, y empezó a jugar con ellos.

"Veamos cuánta corriente aguantas, bearboy" rugió Bear Top, al conectar la corriente eléctrica, empezando a nivel bajo. Unas corrientes suaves y rítmicas me atravesaron el rabo y las pelotas y me hicieron gemir de placer a través de la mordaza.

Poco a poco la corriente eléctrica aumentó, me retorcí intentando mover los elementos que me restringían la movilidad, pero lo que podía hacer estaba muy limitado. Bear Top se lo estaba pasando bomba con lo incómodo que estaba yo, jugando conmigo y atormentándome con el poder que tenía sobre mí, burlándose de mi vulnerabilidad completa. En ese momento las corrientes que me llegaban a la polla y a las pelotas me estaban volviendo loco. La corriente eléctrica que me llegaba al muslo era más fuerte y me obligaba a contraer a veces los músculos con dolor.

Me intenté liberar y le supliqué a través de la mordaza del calcetín, que ahora estaba calado de saliva. La verdad que es no sabía lo que estaba suplicando. ¿Que me soltase? ¿Que me dejase correrme? ¿O que nunca terminase ese tormento exquisito? Una mezcla de tantas emociones, con las endorfinas a saco.

''Bueno, eso es el precalentamiento, bearboy'' dijo Bear Top, "ahora voy a trabajarte ese culo peludo que tienes."

Cuando el plug empezó a moverse dentro de mi culo, empecé a tener sensaciones que ni si quiera sabía que existían.

Unas oleadas de pulsaciones exquisitas empezaron a avanzar por mi culo, mi ojete estaba vivo, con tanta vibración. Otra vez, me retorcí, mi cabeza y mi cuerpo se estaban volviendo locos, hasta tenía fuegos artificiales en la mente, mientras el cuerpo se acompasaba a los ritmos cambiantes.

Cuando Bear Top se cansó de ese deporte, apagó el vibrador, y dirigió su atención hacia mi polla.

Bear Top, con su mano firme y llena de lubricante, me acarició lentamente el glande, poniendo especial atención en el frenillo, sabía donde están localizadas todas las terminaciones nerviosas, que son muy sensibles. Despacio, torturándome de forma experta, llevándome casi hasta el final, obligándome a suplicarle otra vez a través de la mordaza. Bear Top sabía cuándo ir más despacio de forma casi instintiva, cuándo parar, cuándo pasar a otro punto, él no tenía ninguna intención de dejarme correr tan fácilmente. A todo eso le siguieron varias horas de tormento.

Su atención se trasladó a mis pies desnudos y descalzos, en los que me estaba haciendo cosquillas con cuidado, con las puntas de sus dedos, haciendo que me retorciese aún más contra los elementos que me tenían inmovilizado. Bear Top quedó fascinado con mis pies, iba tocando suavemente cada centímetro de piel, especialmente las plantas. Sentí cómo Bear Top me chupaba suavemente los dedos de los pies, su lengua cálida y húmeda recorrió el arco de mis pies, la parte interna y me mordisqueó los tobillos. Después me chupó cada uno de los dedos con ternura. Me lo hizo en los dos pies, después continuó utilizando otras cosas para mantener el tormento por el que estaba haciendo pasar: una pluma, una brocha suave, seguido de una brocha dura. Aunque no fuesen sensaciones que correspondiesen exactamente con las cosquillas, solo con la sensación que me daba en medio de ese estado de tensión en el que ya estaba, me tenía en un frenesí absoluto.

Bear Top volvió a cambiar, repitió la tortura que me estaba dando antes en el capullo, hasta que le supliqué otra vez de la forma más lastimosa y húmeda posible a través del calcetín/mordaza. Movió y reajustó las pinzas de los pezones, y me dijo que iba a ir a la planta de abajo, a ver una peli. Al decir eso, volvió a encender el vibrador del plug y el anillo de los electrodos alrededor de la base de mi polla, y me dijo hasta luego.

Oí las pisadas de Bear Top que descendían hacia la planta de abajo. Oí cómo encendía la tele, y cambiaba de canal. Mientras tanto, yo lo estaba pasando fatal con las corrientes que iban y venían suavemente, con todas esas oleadas de sensaciones que me atravesaban la polla y el culo. Grité y chillé para que Bear Top volviese a poner fin a mi tortura, pero con la boca rellena con un calcetín de fútbol calado, mis súplicas eran inaudibles.

Después de lo que pareció una eternidad, Bear Top volvió, apagó la corriente de la eletroestimulación, jugó cruelmente y me torturó el capullo durante unos minutos de agonía, después me desató para darme un descanso.

Se tumbó conmigo, abrazó mi cuerpo calado de sudor, y los dos nos quedamos dormidos. Acurrucado en el brazo de Bear Top, apoyé la cabeza en su pecho grande y peludo, escuché el latido rítmico de su corazón mientras me quedaba dormido.

Me despertó un rato después, inmovilizado y con las piernas separadas otra vez, bien atado a la cama. Me obligó a aguantar otra vez la tortura de casi llevarme hasta el final, pero sin dejarme correrme. Me volvió a meter el plug en el ojete, que estaba muy sensible, y lo puso para que me diese pulsaciones cambiantes y rítmicas. Entonces estaba gritando de pura frustración, me dolían las pelotas, que estaban deseando estallar cuando me corriese. Tuve que esperar otra hora antes de que me obligase a correrme. Tenía la polla bien agarrada, con el prepucio lubricado y toda la longitud de la polla y el capullo estimulado con caricias rápidas y firmes.

"Córrete AHORA bearboy" me ordenó Bear Top.

Casi de forma inmediata exploté gritando en un orgasmo, tirando de todo lo que me inmovilizaba, disparando toda la leche espesa en el aire, sintiendo cómo el semen caliente me caía en el pecho y en el estómago.

Sin embargo, el sádico Bear Top aún no había terminado. Con gran crueldad siguió estimulándome el capullo. Se reía al rozarme con saña la parte más sensible de la piel durante varios minutos, disfrutando al verme pasarlo mal, al verme protestar y llorar pidiéndole que tuviese piedad de mí, mucho después de que dejase de ser placentero para mí.

Durante toda esta sesión intensa de tortura, no me golpeó ni me pegó ni una sola vez. Me quedé hecho polvo, y vacío por dentro, después de experimentar sensaciones nuevas e intensas que no me había imaginado ni en mis sueños.

"bearboy, la próxima vez que vengas a Melbourne, te quedas en mi casa".

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