JRUBBERCUB: Masculinidad tóxica

JRUBBERCUB: Masculinidad tóxica

de Noticias Recon

03 noviembre 2020

James alias JRubberCub en Recon se ha convertido en una cara conocida en el ambiente fetichista durante los últimos años, ya que ha creado y gestiona el grupo y la fiesta Rubbermen of London. También es uno de los activistas que ha alzado la voz a favor de la imagen positiva que tenemos sobre el cuerpo, es modelo de tallas grandes, escritor y ha emprendido una misión que tiene como objetivo cambiar cómo podemos tener una opinión positiva de nosotros mismos y del fetichismo. En este artículo nos habla de la masculinidad tóxica que existe en el ambiente fetichista y en el mundo gay en general.

A los chicos nos dicen muchas cosas de pequeños que nos ayudan a formarnos como personas cuando nos convertimos en adultos. Cuando los padres proclaman como su niño va ser un rompecorazones con las chicas cuando se haga mayor. O cuando les dicen que no deben llorar. Cuando se refieren a ti calificándote como ''sensible'', como si fuese una especie de consuelo. Cuando te avergüenzan por querer jugar con ''juguetes de niñas'' o por ponerte ''ropa de niñas'. Los ''juguetes de niños'' tienen que ver normalmente con las profesiones, la violencia o la guerra. Cuando te obligan a practicar deportes, aunque no muestres ningún interés. Cuando te dicen que las ''cosas de niñas'' son malas. Y todo esto sigue en la adolescencia. Cuando llegamos a la adolescencia nos dicen directamente o a través de los medios de comunicación que debemos ''hacernos duros'' y no mostrar nuestras emociones. Nos dicen que los hombres deberían dominar a las mujeres. Que el cariño entre dos hombres es algo gay. Que ser gay es antinatural. Que la violencia es la mejor forma de resolver un conflicto. Que tenemos que estar en forma para ser deseables. Que la inteligencia y la sensibilidad son menos importantes. Que ganar mucho dinero es más importante que dedicarte a lo que te apasiona. Podría seguir dando ejemplos, pero creo que habéis entendido lo que quiero decir. Todas estas cosas nos llevan a lo que se llama masculinidad tóxica.

Según el Diccionario Urbano, la definición de masculinidad tóxica dice así; "un término de las ciencias sociales que describe un tipo de ideas represivas y de corta mira sobre el rol del género masculino, que define la masculinidad como rasgos masculinos exagerados como ser violento, no mostrar emociones, agresivo sexualmente, etcétera". Bien, pues si pensáis que, por ser gay, la masculinidad tóxica no existe en el mundo gay, pues la verdad es que estáis perdonados si realmente pensáis eso, pero, amigos míos, estáis equivocados.

Nos enseñan durante toda nuestra vida que ser gay también está caracterizado por toda una gama de rasgos. Femenino, interesado en la moda, en la belleza y el pelo, voz de pito, una cierta forma de caminar, etc. Ya conocéis esos rasgos, probablemente estáis pensado en ellos ahora mismo. Por alguna razón se considera que es muy negativo que un hombre tenga esos rasgos, y por casualidad son los rasgos que normalmente tienen los estereotipos de la mujer. ¿Coincidencia? Por supuesto que no. Está claro que cualquiera puede tener esas características, no solo los hombres gay, no obstante, es un estereotipo negativo tan arraigado que hasta los hombres gay se critican entre ellos por estas cuestiones. Todos conocemos los clásicos tíos que dicen ''masculino x masculino'', los que se describen con ''pinta de hetero'' y los que dicen ''me gusta que los tíos sean tíos". Lo que nos dicen estos comentarios de forma implícita es que, si eres un hombre femenino, no mereces que te admiren o que te consideren atractivo. Sé que lo que estáis deseando gritar es "PERO ES QUE ESO ES LO QUE ME ATRAE", pero ¿os habéis parado a pensar alguna vez por qué eso es lo único que consideráis atractivo? Lo que consideramos atractivo normalmente refleja lo que pensamos que es la opción ideal. Si creces en un entorno especialmente dominado por hombres, o quizás te han ridiculizado por no ser masculino, va a ser más probable que veas un cierto valor en ese rasgo, y te esforzarás por conseguirlo no solo en lo que se refiere a ti, sino también en lo referente a tus parejas y amigos. Se puede decir lo mismo sobre la raza y la imagen que tenemos de nuestro cuerpo. Nos dicen de forma subliminal que ser blanco y delgado es el único tipo de hombre deseable, por lo que inconscientemente no nos consideramos atractivos, y que, por consecuencia nos hace excluir a esas personas de forma consciente, por lo que las expresiones como "No gordos, ni afeminados ni asiáticos" que se usan tanto en los perfiles de Grindr y que hasta han acabado alcanzando una audiencia global transformados en chistes.

El mundo fetichista es especialmente culpable de perpetuar estas ideas de masculinidad. Como fetichistas se espera de nosotros que actuemos de forma tan masculina como sea posible, sobre todo en los espacios fetichistas. Hay una cierta estética que nos debemos esforzar por conseguir, en lo que se refiere a nuestro aspecto y a los looks que nos ponemos, sobre todo en la comunidad de cuero. El hecho de que te guste la lencería o las prendas femeninas es algo de lo que te debes avergonzar y que debe permanecer oculto. Se espera que quieras parecerte a, y personificar a los hombres en plan como los famosos dibujos de Tom of Finland. Si no te interesa ir de cruising o los polvos anónimos, no lo estás haciendo de la forma correcta. Todas esas cosas no solo perpetúan las nociones tóxicas de lo que significa ser el ideal masculino gay opuesto, sino que fomentan un entorno muy intimidante y a menudo nada acogedor para aquellos que no encajan dentro de esos moldes.

Tengo dos amigos – para dejarles en el anonimato pongamos que se llaman Bill y Ben. A Bill le ridiculizan constantemente por no encajar dentro de esos ideales masculinos. Es bajito y delgado, se decolora el pelo, le encantan las prendas femeninas, y no podrían disimilar su pluma ni aunque su vida dependiese de ello. Ben, por otro lado, está cachas, lleva la cabeza rapada, tiene un piercing en la nariz, su voz es grave, y la gente siempre piensa que es hetero. Simplemente porque encajen en las categorías de los estereotipos de masculino y femenino, eso no quiere decir que eso sea lo que les define. A Bill le gusta ser activo y dominante tanto como a Ben, y Ben se sabe todas las letras de los musicales que le gustan a Bill. Pero como Ben es externamente más masculino, se le considera como compañero sexual más deseable que a Bill, y Bill se tiene que enfrentar de forma rutinaria a que le ridiculicen por ser como es. Es un error de cojones. Imagínate cuántos polvazos nos estamos perdiendo todos solo por juzgarnos unos a otros basándonos en ese esquema binario tan rígido.

Yo también soy culpable, por supuesto que he sufrido las consecuencias de la masculinidad tóxica en el pasado. Me ponía bien derecho al estar de pie, bajaba el tono de mi voz y nunca hablaba de temas afeminados, pero acabé por ver lo extenuante que era. Es mucho más fácil ser tú mismo. Y ahí es donde está el problema. La mayoría de los hombres gay que se consideran a sí mismos masculinos o que piensan que tienen pinta de hetero están haciendo exactamente eso – tener pinta de algo, están actuando. Fingir que eres algo que no eres es una forma infalible de acabar sintiéndote insatisfecho e infeliz. No puedo evitar preguntarme cuánto de todo esto ha sido causado por la vergüenza interiorizada. Vergüenza por no llegar a los estándares de lo que se considera que debería ser un hombre, o quizás una forma de distanciarnos de esos rasgos que no nos gustan de nosotros mismos. No es una coincidencia que los grupos de gente que se lo pasa mejor en una discoteca son los que pasan de lo que los demás piensen de ellos.

También hay que señalar que la masculinidad tóxica y ser masculino, no son lo mismo. Por supuesto que se puede ser un tío masculino sin ser tóxico. No hay nada malo en que te gusten los deportes, en tener una voz grave, en ser peludo, en que te guste ir al gimnasio, o en ninguno de esos rasgos masculinos, siempre no los uses como razones de por qué eres mejor que un hombre que no los tenga. El hecho de que haya tíos femeninos, y, por ende, que el ambiente les acepte más, no debería amenazar tu propia masculinidad si es real y no inventada. No hay nada que me haga sonreír más en un evento fetichista que cuando veo a un tío vestido entero en plan cuero BLUF, luciendo con todo el garbo del mundo unos tacones bien altos. Todos deberíamos apoyar y animar a esos tíos que quieren ser ellos mismos y que quieran ir contra corriente.

Menos mal que las cosas están cambiando…poco a poco. Gracias a programas como RuPaul's Drag Race y Queer Eye – en los que hay hombres gay de todo tipo y se les acepta por quienes son, independientemente de cómo encajen en determinadas casillas binarias – todos los gays son libres de hacer lo mismo. He visto cada vez a más hombres fetichistas que están empezando a experimentar usando maquillaje y poniéndose en plan drag queen. Están empezando a expresar su amor por el baile y la moda. Están empezando a postear fotos con medias de rejilla y con tacones en las redes sociales fetichistas. Y, sobre todo, no están dejando que ciertas ideas anticuadas de lo que un hombre debe considerar como los límites de los tipos de tíos con los que debe liarse o no. No solo existe una forma de ser hombre. Todas las formas de ser hombres son válidas y correctas. Y aunque a la sociedad le quede un largo camino que recorrer para cambiar las ideas que les metemos en la cabeza a los niños, espero que estemos empezando a ver que eso está cambiando. Por eso, la próxima vez que rechaces a alguien porque tiene voz de pito, o se ponga tacones a veces, pregúntate por qué, y tómate el tiempo de ver más allá de eso, nunca se sabe, puede que sea el mejor polvo que hayas echado.

Si quieres compartir tus comentarios sobre el fetichismo, los morbos o el ambiente y escribir un artículo de usuario, envía tus ideas o un primer borrador a: social@recon.com

Compartir