OPINIÓN DE USUARIO: Un traje no es más que un disfraz – ¿o no es así?

OPINIÓN DE USUARIO: Un traje no es más que un disfraz – ¿o no es así?

de Noticias Recon

04 agosto 2022

Por NikeShoxJock

Al crecer, despreciaba el hecho de vestirme bien. Me revelaba contra cualquier tipo de ropa que se pareciese incluso hasta de lejos a la ropa de oficina. Cuando era niño, hasta me negaba a ponerme vaqueros. Vestirme era como entrar en la cárcel, pero en vez de que te detuviesen y apartasen de la vista pública, para mí era como si me lanzasen al centro de un escenario cuando me vestía bien. Eran uniformes de presidiario que se adaptaban a mi cuerpo con etiquetas de diseñadores. Creo que todo el mundo pudo ver cómo me sobresalía las gorduras de pequeño cuando me metía la camisa por dentro de los pantalones. La corbata me quedaba siempre muy apretada. Y hacer pis era una pesadilla. Sería normal que al hacerte mayor te desarrolles, cambies y aprecies el amplio abanico de ropa existente para diversas ocasiones, fue en ese momento el que se diversificó mi gusto personal en lo que se refiere a la ropa. En la frase anterior cuando mencionaba lo que sería normal, me refería a mi madre y a lo que ella esperaría, pero la decepcioné bastante…

Sigo odiando vestirme en plan formal. Para mí, los trajes representan conformidad, profesiones aburridas y dinero malgastado. Odio cómo me siento y el aspecto que tengo al ponerme un traje. La idea de ponerme un ''traje'' no me ha llamado nunca la atención. Cuando empecé a tener relaciones sexuales, me empezaron a gustar los juegos de intercambio de roles, me entró la curiosidad por los otros ''trajes'' que se ponían los fetichistas, y los roles que se les asignaba. El más obvio era el tradicional traje de hombre de negocios. Pero el material de los ''trajes'' puede ser variado – los materiales más populares son el rubber, el látex, la licra, el spandex, el tejido vaquero, el nilón, el rollo deportivo, y por supuesto el cuero. El concepto de trajes en relación con los disfraces conecta con cualquier rol que tenga un fetichista, como master BDSM, cowboys, médicos, policías y muchos otros más.

Hasta que no me metí en el mundo del fetichismo no me di cuenta de que, aunque no me apeteciese ponerme ciertos trajes, convertir en algo fetichista los trajes que llevaban otros hombres me excitaba más de lo que me podía imaginar. Poco después, desarrollé un nuevo fetichismo, uno que no tiene nombre. Yo lo llamo …

La contraposición del fetichismo estético.

En los juegos de intercambio de rol, es normal que los trajes se complementen entre ellos, ya que deberían existir y de hecho existen en el mismo mundo. En el mundo tradicional del BDSM, los masters normalmente se ponen trajes y guantes de cuero y los esclavos se ponen algo que complete el look del master, pero con accesorios específicos que dejen claro que él es esclavo, como un collar, por ejemplo. A veces, los trajes son diferentes para adaptarse a la dinámica específica. Por ejemplo, en el plan doctor/paciente, no es lo normal que el paciente este vestido como el doctor. Para muchos, no es importante si los trajes o uniformes son similares o diferentes, siempre que queden bien con el rollo de la sesión. Para mí, la contradicción de las estéticas me resulta erótico; las energías que compiten es algo estimulante. Y todo parte del poder que emane cada estética, traje o disfraz.

Como he mencionado anteriormente, los hombres vestidos con los trajes típicos de hombres de negocios a la vez me ponen y me aburren. Hasta ahora, he sido capaz de evitar trabajar en sitios donde tenga que llevar ese tipo de trajes. Pero en el mundo fetichista, especialmente en los juegos de intercambio de rol jefe/empleado, puedo considerar muy excitante a un hombre que lleve puesto un traje, sobre todo si yo voy vestido con una estética que compita con la suya. Mi alias es NikeShoxJock. Por lo tanto, imaginaos una sesión en la que mi jefe me convoca en su oficina para cantarme las cuarenta por mi rendimiento bajo. En vez de llevar un traje tradicional, llevo puesto ropa de deporte: de arriba abajo vestido de Nike, con un jockstrap debajo y con zapas de Nike. Como sumiso, me encanta ser un niñato malcriado. Me gusta que mis amos sean sobre todo los que se encarguen de dominar a esos niñatos malcriados.

Al entrar en la oficina de mi jefe, no solo tenemos diferentes actitudes y perspectivas en cuanto a mi rendimiento, sino que nuestras estéticas también son diferentes. En el punto álgido de nuestra discusión, al oír a mi jefe decir algo como, "No eres más que un chico arrogante vestido con zapas, mientras que yo soy tu jefe, mírame y mira cómo voy vestido. Me debes un respeto y voy a hacer que me respetes." De esta forma mi amo, perfectamente vestido con su traje y todo, continúa con esa actitud, exagerando aún más las diferencias obvias entre nuestros aspectos, y burlándose de mi estética deportiva, y centrando la conversación en el hecho de que su traje atraería inmediatamente comentarios positivos y piropos por su intelecto, por su estatus social, y por su riqueza, y que a mí me costaría mucho más todos esos comentarios positivos, dado que tengo pinta de un niñato malcriado. Como alguien al que le gusta llevar un disfraz de ''deportista'' no solo en mi vida personal, sino también como fetichista, la ropa en sí, desde el jockstrap a las zapas caras de Nike de último modelo, todo eso me hace sentir poderoso. Es la fuente de mi poder en la que baso mi personaje de niñato malcriado deportista. Cuando mi amo y yo luchamos por el poder, un enfrentamiento verbal incluye que mi amo degrade y critique mi estética, lo cual constituye una especie de intercambio de poder. Hay muchos rollos que complementan mi fetichismo por la contradicción de estéticas, entre los que se incluyen el de master de cuero/deportista, cowboy/deportista y profesor/estudiante.

Cuando me puse a escribir este artículo, me inspiró el hecho de promover la idea de ''traje'' y ''estética''. Mi ropa normal cotidiana no es diferente de como me visto para montármelo con un tío, pero a menudo los looks que llevan los fetichistas a la hora de montárselo no son el tipo de ropa que llevan en el mundo real. En general, no se ve a nadie por ahí con un traje de látex por la calle. Por lo que, cuando llega la hora de montártelo con alguien, te da un subidón ponerte un traje específico, que normalmente no es un aspecto o look aceptado o aprobado para la vida cotidiana pública. Primero crece el suspense al esperar a ponerte el traje, después llega el subidón erótico que te da el ponértelo – todo acaba en una especie de sentimiento de euforia.

Pero no es así para todo el mundo. Pongamos por caso un hombre de negocios real que, como yo, considerase que los trajes son como un uniforme de prisión. Aunque puede que le guste su trabajo, no ve la hora de desnudarse al final del día. Si reflexionamos sobre todo esto, es interesante ver que el caso opuesto también es cierto. Aunque el hombre de negocios considere los trajes como algo que le hace ponerse en modo oficina, con el estrés y todo eso, fuera del trabajo ya sea en público o en una sesión fetichista la percepción puede cambiar. Puede que sienta el mismo subidón de poder que la mayoría de los fetichistas experimenta al llevar el traje que representa su fetichismo.

La cuestión es la siguiente: ¿por qué me hace sentir poderoso ese traje o ese disfraz? Bueno, ¿por qué un hombre respetable lleva traje? Para demostrar que trabaja. Vale, ¿y qué más? Para demostrar que trabaja en un lugar sofisticado. Vale, continuemos. Para demostrar que gana mucho dinero. ¿Qué implica eso? Que tiene una buena formación. ¿Y eso qué más implica? Que tiene clase. ¿Y qué dice eso de su personalidad? Que está seguro de sí mismo y es inteligente. Y para un sumiso, ¿todo eso qué significa? Que ese tío sería un buen master. Ahí lo tenemos…


Sin embargo, esa fórmula no funciona con todo el mundo. Esta es la suposición generalizada, una forma de pensamiento general. Pero la verdadera razón de que lleve traje es porque la sociedad espera que lo lleve. Son las reglas heredadas de generaciones previas. La ropa sofisticada siempre ha puesto de manifiesto un contraste entre clase sociales. Las elecciones que un individuo hace en cuanto a su aspecto nos llevan a hacer suposiciones sobre esa persona. ¿Por qué los hombres que se meten en mundo tradicional del BSM se ponen cuero? (ese es el tema de otro artículo diferente - con disertación incluida.) pero eso sí, el cuero es la norma heredada. No creo que un sumiso o un esclavo tome en serio a un master tradicional si por ejemplo llevase un traje de rubber — y mi intención no es ofender a nadie que tenga fetichismo por el rubber, sino que las reglas de la sociedad, incluso en el mundo fetichista, nos dicen que el cuero impone respeto. Entonces, los amos y masters que quieran establecerse como tales puede que no tengan ningún fetichismo por el cuero, pero se lo ponen para asumir ese rol establecido. La fuente del poder no se encuentra en el cuero en sí mismo, o en el fetichismo por el cuero, sino en la estética heredada. Proporciona un sentimiento de pertenencia, como una especie de etiqueta fetichista.

Finalmente, ¿se trata todo eso de ponerse un disfraz con el propósito de convertir una fantasía en realidad? Para muchos, no. Para los masters y esclavos a los que les gustan estas dinámicas y las convierten en su estilo de vida, el poder de ciertos trajes y looks es algo que se vive y se experimenta 24 horas al día, siete días a la semana. De todas formas, lo que quiero decir es que, el poder que te da vestir un traje o un look determinado sobre todo se experimenta cuando estás en una sesión fetichista. Pero se puede separar el poder de dos formas: la vía sexual y la vía de la confianza en sí mismo. En el fetichismo, respetamos en poder que emana del traje o look. En la vida real, ver a un cowboy sexy o a un master de cuero no siempre provoca la misma respuesta. Sin embargo, la confianza en nosotros mismos que procede del poder que nos da vestirnos de una forma determinada en el fetichismo no debería quedar reducida solo al fetichismo. La verdad es que decir eso es poco realista; el ''traje'' que llevamos para asumir un rol en el fetichismo, no solo debería afectarnos positivamente en nuestra vida fetichista. Lo que hacemos en una sesión lo hacemos para escapar de la vida real, sí, por supuesto. Y participar en ciertos actos relacionados con el mundo BDSM puede tener una influencia positiva en nuestras vidas cotidianas – como por ejemplo aceptar las cosas que no podemos controlar.

¿Por qué no puede tener una influencia positiva en nuestra vida real el traje que llevamos en el mundo fetichista y esa estética? Cuando tienes buen aspecto, te sientes bien. Sí. Disfrutas del subidón que te da ponerte ese traje o ese disfraz. Y en la vida real, aunque no estés llevándolo puesto físicamente, permítete experimentar los mismos efectos. Que nuestra estética fetichista nos enseñe y le muestre el camino a nuestra estética y nuestro aspecto en la vida real.


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