SKULLY: Corsés

SKULLY: Corsés

de Noticias Recon

31 marzo 2021

Por Skully, del Equipo Recon

Inhalación profunda. "Joder, cóomo aprieta, pero sigue hasta el final – aprieta más"

Los corsés siempre me han parecido fascinantes. La primera vez que entré en contacto con el mundo de los corsés en un contexto fetichista fue en el mundo de los góticos. Tener un corsé era algo así como el ritual de entrada para muchas de mis amigas góticas quinceañeras. Para la mayoría de la gente (yo incluido) los corsés se relacionan con la imagen de las pelis de época y con el periodo victoriano estricto y remilgado.

En su origen, los corsés fueron diseñados para los hombres y desde un punto de vista funcional, se llevaban puestos por debajo de los uniformes y para montar a caballo, ya que realzaba su físico. En el caso de las mujeres, se los consideraba como la definición de las restricciones y de la opresión, y el hecho de dejar de usarlos en los años 20 definió perfectamente la evolución sexual y moral que se acababa de iniciar después de la I Guerra Mundial. En la actualidad se los considera como un vehículo de poder y de sexualidad y un símbolo provocador del fetichismo.

La creación de un buen corsé normalmente incluye la utilización de unas varillas de acero y un cordón para atarlo en la parte posterior, con corchetes en la parte delantera. Los materiales pueden variar desde el satén al cuero pasando por el rubber. Como muchos tipos de looks fetichistas, un buen corsé puede ser una inversión cara, especialmente si estás pensando en comprarte uno que esté hecho a medida.

Para los chicos que se identifican como femeninos y/o cuyo principal fetichismo es la ropa femenina, los corsés te dan la oportunidad de pasártelo bien y sumergirte completamente en esta experiencia. Si te lo pones con unas medias, o con unos tirantes, el corsé es perfecto para crear una silueta completamente nueva y físicamente hace que el que lo lleva tenga que mantener una postura diferente. Toda la gama de corsés les da a los chicos femeninos la oportunidad de experimentar, ya sea un corsé de rubber con varillas de acero o uno de satén con encaje – puedes aumentar o reducir el rollo femenino con los corsés. Una de las formas en las que es diferente de otros tipos de looks femeninos es que, físicamente, el hecho de obligarte a mantenerte derecho te hace irradiar automáticamente un alto nivel de confianza en ti mismo y te hace ser consciente de tu postura y de cómo interactúas con los demás (y la combinación de tacones y corsé lleva todo esto a un nivel superior). Te sientes sexy de forma inmediata con un corsé, que es vital si te identificas como femenino o si quieres entrar en ese espacio mental.

El hecho de llevar un corsé puesto y de ser femenino y desenvolverse en espacios gay fetichistas, me imagino que puede ser bastante difícil – especialmente para los novatos en este mundo – sentirse cómodo en el océano de la masculinidad de tíos que llevan arneses de cuero... Siempre que veo a un tío femenino con un corsé (sobre todo si está bien apretado) me invade una gran sensación de respeto. Llevar puesto un corsé es difícil. Puede ser una prueba de resistencia y la sensación al quitártelo después de haberlo llevado puesto durante horas es parecida a la sensación de alivio que te da cuando te han tenido suspendido en el aire y te bajan o al quitarte un traje completo de rubber en la ducha después de una sesión muy larga. El aspecto físico de que te restrinjan los movimientos mientras que a la vez tienes un apoyo crea una sensación que refleja un espacio mental en aquellos a los que les gusta existir en una realidad fetichista.

Como con cualquier otro fetichismo, hay una historia y una comunidad de fanáticos por los corsés. Muchos de ellos prefieren que se les llame entusiastas para eliminar el elemento de desviación sexual que existe en la palabra fanático, pero en lo que se refiere a los hombres y los corsés, parece que estamos asistiendo a una segunda época dorada.

El aumento del número de hombres que se ponen corsés puede que se deba en parte al mundo de las drag queens, ya que pueden ser muy útiles a la hora de crear una silueta con curvas exageradas. Es un elemento importante de un traje, se ha usado el corsé históricamente para crear una forma y redefinir a un individuo a nivel físico y mental.

Virgin X es una drag queen (nos ha dado la bienvenida en varios Recon Cabarets) y a menudo actúa en locales fetichistas. Cuando le preguntamos sobre el tema de los corsés, esto es lo que nos dijo "Descubrí los corsés cuando era joven y estaba trabajando en el mundo del teatro y siempre me encantó las formas que eran capaces de crear. Es algo sexy y poderoso, estructurado y que cubre tu cuerpo, y cuando están bien hechos, tienen un aspecto muy natural, y a la vez muy artificial. Siempre me ha fascinado diseñar mi cintura. Siempre me ponía un cinturón muy ajustado alrededor de la cintura y empecé a ponerme corsés de forma profesional al ir desarrollando la sexualidad de mi alter ego drag. Me hace sentir poderosa. Me gusta la ropa que te hace sentir incómoda, me gusta que la restricción de movimientos sea una parte de toda la experiencia. Los corsés te dan una sensación muy definida en cuanto al género, y como me identifico como persona no-binaria, el poder ponerme delante del espejo y ver que mi cuerpo puede lograr una forma más femenina me ayuda con la dismorfia de género que tengo.

Llevar puesto un corsé en un entorno fetichista me hace sentir sexy y eso es algo añadido a mi destreza como artista. Creo que hay algo legendario y puramente estético en lo que se refiere a cómo me hace sentir, y enseguida todo eso me hace ponerme a soñar – te hace tener un aspecto extremo y te hace sentir algo extremo. Para aquellos a los que les gusta la restricción de movimientos físicos y sentir todo eso en el centro de su cuerpo, le afecta a tus entrañas, a tu respiración, a tu conducta y a cómo vas por el mundo. La primera vez que me puse un corsé, me desmayé, no es algo con lo que se deba jugar. "


Desde luego que los corsés no están hechos para jugar alegremente con ellos. Recuerdo cuando me enseñaron cómo ajustar un corsé en condiciones cuando tenía unos 17 años y estaba trabajando en una tienda de ropa vintage que vendía reproducciones del estilo de la lencería de los años 50. Es esencial entender lo que un cuerpo puede aguantar ya que ajustar un corsé es una prueba de resistencia para el que lleva puesto el corsé y para la persona que aprieta los cordones. Se trata de una verdadera intimidad y de una dinámica de confianza entre esas dos personas al permitirle a alguien que te ajuste el corsé, y como en todas las variantes sanas del BDSM, la comunicación clara y el diálogo son elementos clave para la persona cuyo corsé esta siendo ajustado y para aquel que lo está haciendo. En algunos aspectos, hasta diría que hay paralelismos entre las ataduras del corsé y el shibari u otras formas de atar con cuerdas.

En el fetichismo de los corsés también hay un espacio para los entrenadores de cinturas y para los atadores de cordones – un grupo de gente que está dedicada al arte de entrenar su cintura para que sea más pequeña como parte normal de la práctica de ponerse corsés durante largos periodos de tiempo, reduciéndolas para conseguir tener una forma corporal modificada. Los entrenamientos de cintura y las ataduras de cordones de los corsés entran dentro de la categoría de la modificación corporal y pueden tener resultados increíbles.

Es imposible no mencionar a pioneros como Fakir Musafar, cuya imagen de 1959 ''The Perfect Gentleman'' muestra su cintura de 60 cm como la personificación ideal de estas prácticas. Musaafar es mundialmente conocido por su búsqueda y su exploración personal de rituales y decoración corporales primitivos, ha explorado la espiritualidad en el arte, las modificaciones corporales, el S&M y que él llama ''juego corporal''.

Los hombres a los que les gustan los juegos afeminados y/o los looks femeninos constituyen una gran proporción de las personas a las que les gusta llevar corsés. Como símbolo reconocible de feminidad, el hecho de ponerse un corsé es un ritual de sumisión al poder de lo femenino, pero también brinda una oportunidad para jugar en un espacio que es a la vez masculino y femenino.

Nuestro usuario TattooedM empezó a ponerse corsés hace años y nos dice "en lo que a mí se refiere, lo más sorprendente es ver los anuncios viejos en los que hay hombres que llevan un corsé debajo del traje. En referencia a la imagen de la masculinidad, siempre me ha encantado la idea de que los hombres se pongan cosas (corsés, zapatos de tacón, lazos, medias de seda...) cualquier cosa considerada "femenina" en el siglo XX y aún a día de hoy. Por lo tanto, esa estética de los "contrastes" la encuentro muy sexy. (por ejemplo, un corsé con un traje). Los corsés te pueden hacer sentir guapo. Son incómodos, pero te dan una sensación constante de estar en contacto con tu propio cuerpo. Te hace pensar en todo lo que damos por hecho …incluso caminar y moverte en general."

Para mí, los corsés tienen diferentes niveles de fascinación y de intriga. La estética fue principalmente lo que me hizo estar interesado, pero con el desarrollo de ese interés a lo largo del tiempo he comprendido y valorado el ritual de ponértelo o de ayudar a alguien a ponérselo (o a quitárselo) junto a todas las connotaciones eróticas .

Si te interesa aprender más sobre la historia del corsé y el arte de ponértelo, te recomendaría el libro ''Fashion and Fetishism'' de David Kunzle así como la obra del creador de corsés Mr Pearl, que vive en París, para que puedas ver algunos ejemplos de combinaciones de corsés y ropa clásica masculina.

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