OPINIÓN DE USUARIO: Fetichismo & Orgullo: Amor = Amor, ¿qué tiene que ver el f

OPINIÓN DE USUARIO: Fetichismo & Orgullo: Amor = Amor, ¿qué tiene que ver el f

de Noticias Recon

11 septiembre 2023

By lemonmeringuepie

Los mensajes que vemos durante el Orgullo nos dicen que el amor es el amor, pero a muchos de nosotros, este mensaje no nos da esperanza ni ganas de celebrar nada, sino que lo que te recuerda es que se han perdido las raíces de las protestas y que el Orgullo ha sido convertido en un festival para las masas. Al crear este tipo de festival para las masas, la gente queer – sobre todo los que expresan visiblemente su género y su sexualidad, como por ejemplo los fetichistas – pueden acabar viendo cómo su presencia se ve erosionada y finalmente acaba excluida. Por consiguiente, en la comunidad fetichista nos enfrentamos a la misma pregunta todos los meses del Orgullo – ¿debería el Orgullo incluir el mundo del fetichismo?

Como estoy escribiendo este artículo para Recon, y dado que soy fetichista, no os sorprenderá que mi respuesta a esta pregunta sea un rotundo SÍ; el mundo del fetichismo debería estar incluido en el Orgullo. Desafortunadamente, esto no quiere decir que el dilema desaparezca. En realidad, este dilema vuelve a aparecer todos los años y finalmente acaba distrayendo la atención de otros temas más importantes como la transfobia de la gente retrógrada, las empresas que prohíben las banderas arcoíris y la participación de los polis y los militares. No obstante, en este artículo voy a explorar por qué existe este dilema y lo que podemos hacer como comunidad para enfrentarnos al hecho de que el fetichismo quede desplazado del Orgullo.

Para empezar debemos decir que el fetichismo es algo intrínseco que forma parte del Orgullo tanto como las lesbianas que van en moto en la manifestación, las drag queens, la brillantina y el capitalismo centrado en el mundo arcoíris – aunque no sea tan problemático como este último factor-. Para entender por qué el fetichismo en las celebraciones del orgullo se enfrenta al mundo heteronormativo y a las normas sexuales aceptadas, también debemos entender más nuestra propia historia queer. En los años 70, el movimiento del que nació el Orgullo, la Liberación Gay – contaba con la liberación sexual como uno de sus principios básicos, ya que el acto sexual es algo intrínseco a la sexualidad a pesar de que no lo defina como tal. Por lo tanto, y usando el espíritu de los incidentes de Stonewall, la gente queer salió de los bares y tomó las calles. Al hacerlo, estos primeros pioneros del Orgullo desafiaron a la heteronormatividad y se enfrentaron a una moralidad que solo toleraba la homosexualidad bajo la condición de que las relaciones sexuales que existían entre dos hombres tuviesen lugar en privado sin que nadie los viese. De esta forma, en el contexto de la transgresión de las normas establecidas en referencia al sexo, la orientación sexual ha estado en el núcleo del Orgullo desde el principio. Poco después de los primeros Orgullos, Sylvia Rivera, una de las instigadoras de los incidentes de Stonewall, en su discurso, Y'all Better Quiet Down Speech (Discurso de más os valdría callaros), nos recuerda esta transgresión cuando denuncia las celebraciones del Orgullo por convertirse en algo de las clases medias blancas, eso sí, a expensas de los trabajadores sexuales, las personas trans y la gente queer marginada. A Rivera la abuchearon hasta hacerla irse del escenario por decir todo esto, pero ella tenía (y aún tiene) razón al decir que el orgullo y el hecho de ser queer es algo más que solo una protesta o una celebración, sino que es una disrupción transgresiva de las normas aceptadas por la sociedad. Esto es lo por lo que precisamente el fetichismo debería estar en el Orgullo, ya que destruye y desafía los estándares sexuales aceptados dentro y fuera de las comunidades LGBTQIA+. Por expresarlo de otra forma, como lo dijo Robin Dembroff, un profesor de filosofía LGBTQ de la universidad de Yale, "el hecho de ser queer no solo se refiere a con quién follas, ¿sabes? Ser queer es algo enraizado de forma fundamental en tener una resistencia política ante las ideas hegemónicas de cómo deberíamos ser los humanos … y se trata de si eres o no un humano ''aceptable".

Sin embargo, el triunfo del conservadurismo político y social, junto con la epidemia del VIH en los años 80 y 90, nos apartaron de la liberación gay. Este cambio hizo que la Liberación Gay fuese remplazada por el Movimiento Lésbico y Gay, que buscaba conseguir la igualdad de derechos para las personas gay y lesbianas, y finalmente llegar así a una asimilación dentro de la realidad heteronormativa. El Movimiento Gay y Lésbico ha tenido éxito, como demuestra el reconocimiento del matrimonio homosexual por todo el mundo, pero para conseguir esto, hubo que hacer varias concesiones.

Una de estas concesiones fue esterilizar el movimiento y hacerlo respetable diferenciándolo del acto del sexo queer, que está considerado como una afrenta contra muchos heterosexuales cisgénero (cishets) dentro de la realidad de la heteronormatividad. Para ser claros, como la pseudo-moralidad de la heteronormatividad no es capaz de gestionar el concepto del sexo anal gay, mucho menos el placer que da el bondage, el fisting, o los juegos de puppies; todo esto se disimuló y se ignoró. Al tirar por la borda el fetichismo (e incluso el sexo convencional queer), el movimiento pudo influenciar a los estamentos que toman las decisiones para fomentar los cambios legislativos sin recordarles cómo se lo montan los maricas en la cama – incluso aunque a algunos de los miembros de los estamentos que toman esas decisiones les guste el rollo BDSM. Este movimiento hacia la asimilación también coincide con la transformación del Orgullo en festivales orientados hacia todas las familias ya que los participantes LGBTQIA+ son aceptados y considerados aceptables ahora, y la razón es que ya no hablábamos de una forma de sexo inaceptable. El resultado de todo esto es que vemos un deseo de extirpar la visibilidad del fetichismo de las celebraciones del Orgullo, aunque es cuestionable que esta táctica haya funcionado viendo cómo los conservadores están intentando erradicar también a las drag queens porque (supuestamente) adoctrinan sexualmente a los niños.

El movimiento para crear un Orgullo más aceptable, más para las masas no se limita solo a ser aceptable para los heteronormativos, ya que incluso nuestras comunidades LGBTQIA+ están expresando su deseo de que el fetichismo sea excluido de las celebraciones del orgullo. Algunos sugieren que las generaciones jóvenes no entienden históricamente el papel del fetichismo en el Orgullo, pero esto es simplificar demasiado las cosas. Más bien lo que parece que estamos presenciando es una asimilación actual dentro de la heteronormatividad, esa narrativa relativamente nueva que ha sido creada en torno a lo que es aceptable para la gente queer (matrimonio, hijos, y arcoíris) y lo que no (promiscuidad, diversidad de género, expresión sexual y darse por culo). Vemos esta narrativa heteronormativa mostrada en muchas áreas de la cultura queer, pero también vemos cómo esta heteronormatividad deslegitima el fetichismo, considerando a los fetichistas como gays malos que no tienen cabida dentro del Orgullo. Esto es porque el fetichismo ha sido relegado a una expresión separada de una sexualidad determinada, en vez de ser vista como parte de una expresión más fluida del género o de la identidad sexual, que también puede llegar a incluir personas heterosexuales cisgénero. Además, es muy reduccionista tener una idea normativa tan rígida sobre la expresión sexual y de género porque ignora el amplio espectro de la identidad queer en favor de la asimilación y retrospectivamente intenta cambiar la narrativa de la liberación gay para excluir la liberación sexual y fetichista.

Otro argumento sobre por qué el fetichismo no debería formar parte de las celebraciones del orgullo es que los asistentes no dan su consentimiento a ser observadores que (sin querer) ven el fetichismo de otras personas. Bueno, acepto que para las personas más modestas, esas objeciones éticas o filosóficas (como muchas feministas), o para la gente que tiene niños pueden pensar que ver a alguien en chaps de cuero a o un gimp puede ser algo desafiante. Sin embargo, no estamos hablando del hedonismo de Folsom San Francisco o de Darklands en Amberes sino de un desfile del Orgullo lleno de diversidad que es en general para todos los públicos (simplemente por usar la clasificación de las películas), a pesar de los roces que algunas chicas heterosexuales y cisgéneros proporcionan a sus novios en medio de esas celebraciones. Así que, lo que está pasando realmente es que nuestra comunidad LGBTQIA+, al intentar excluir el fetichismo, refuerza la vergüenza inherente creada por la heteronormatividad y crea una forma problemática de cerrar las puertas en el propio interior de la realidad queer, la homonormatividad da un trato de favor a una asimilación más tolerable, más en plan festival en vez de celebrar la liberación queer, que desmantela el status quo organizado por el patriarcado hegemónico y por los roles de género.

Como las celebraciones del orgullo cada vez se están convirtiendo en algo más para las masas, se están alejando del sentido de protesta y se dirigen cada vez más hacia una celebración aséptica de un mensaje tan falto de contenido como Amor = Amor, tendría sentido preguntarse ¿para qué ir? Esta es una pregunta válida dado que otras comunidades dentro del grupo LGBTQIA+ han creado sus propias celebraciones del Orgullo y se focalizan en la diversidad de género, la excelencia de la comunidad negra, el ser queer e incluso en el fetichismo. Mientras estos espacios proporcionan las oportunidades necesarias para experimentar la alegría queer en un entorno acogedor, yo pienso que aún sigue siendo crucial que la comunidad fetichista participe en el Orgullo diseñado más para las masas. Al ir y formar parte de este tipo de celebraciones del Orgullo, continuamos la tradición de que en el Orgullo lo principal es darnos visibilidad y unir a la comunidad. Al fomentar una comunidad inclusiva más allá del rollo para las masas, podemos celebrar realmente nuestra diversidad y utilizar el espíritu de aquellos primeros activistas para seguir pidiendo liberación, incluida la liberación sexual, para todos. Al ser visibles así, podemos reforzar el status de contracultura del fetichismo ya que sigue luchando contra el estigma y la vergüenza creadas desde fuera y desde dentro de las comunidades LGBTQIA+. Esta visibilidad también permite al fetichismo llegar a nuevos grupos sociales y desarrollar nuevas conexiones a las personas que desean explorar el fetichismo o explorarse a ellos mismos – después de todo, no es eso lo más importante de la comunidad, ¿la conexión? Para finalizar, y como elemento muy importante, asistir al Orgullo como fetichistas nos permite expresar nuestro fetichismo, ser activistas, celebrar la liberación sexual y divertirnos. Después de todo, la alegría queer es un acto de resistencia.

¡Continuemos yendo a las celebraciones locales del Orgullo para crear un acto más alegre y fetichista que nunca!

Neal (lemonmerinugepie)
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